Los ministerios «anti»
Los ganaderos de la sierra de Madrid han sufrido multitud de ataques de los lobos a sus ganaderías, pero sus infortunios carecen de importancia para esta ministra que se emociona con «El Rey León»
El Gobierno de España, llamado así por generosidad, está rebosado de ministros que han convertido sus ministerios en antiministerios. Marlasca –lo de la «k» me produce náuseas ortográficas–, se ha pasado de bando y ha cambiado simultáneamente de afectos. Los afectos a la Guardia Civil, el Cuerpo Nacional de Policía y las leyes, han dado paso a los cariños a «Bildu», los indultos a los terroristas y el olvido del Código Penal. Es un ministro «anti» por vocación. La ministra Montero –la más elemental y llorona–, que dice serlo de Igualdad, es una ministra «antihombres» tenaz luchadora contra la normalidad heterodoxa. Se ha inventado 18 sexos. El ministro de Universidades, se ha erigido como máximo representante de la demolición del mérito, el esfuerzo y el estudio, y es un ministro «antiuniversitario». El ministro de Consumo, el inútil Alberto Garzón, es el ministro «anti» por definición. El «antiministro» que no ha hecho nada, entre otras razones, porque le da mucha pereza trabajar. Lo único que ha conseguido, y sin esfuerzo, es decir tonterías y proyectar estupideces. Y la ministra para la Transición Ecológica, nuestra Greta Thunberg en versión madurita, es la ministra «anticaza». Intérprete y defensora de la bondad del lobo, primer paso para prohibir la caza, que además de fundamental para el mantenimiento estable de las especies, es el primer motor económico de muchas provincias de España. Como ha escrito Eduardo Coca Vita, que fue un magnífico Inspector General de Servicios del Ministerio de Medio Ambiente y premio «Jaime de Foxá», «la ministra Teresa Ribera no sólo está pez en campo y caza, sino en legalidad. Sus méritos son el alineamiento, afinidades, fidelidades, lealtades y parentescos». Se trata de una «Bambi» con muy malas intenciones.
Hasta hace poco, y cumpliendo infinidad de trámites y requisitos, por decisión de la Comunidad Europea, se podía cazar al lobo, en número muy reducido, norte arriba del Duero. En la España más allá del Duero, se calcula la existencia de 800 manadas de lobos, cuya mayoría vive y actúa en Asturias, Cantabria, Galicia, Castilla y León, y con menor impacto presencial en Navarra, sur del País Vasco , la Rioja y Aragón. Los ganaderos de la sierra de Madrid han sufrido multitud de ataques de los lobos a sus ganaderías, pero sus infortunios carecen de importancia para esta ministra que se emociona con «El Rey León». Madrid, Segovia y Ávila están por debajo del Duero. Días atrás, me reuní a comer en Liébana con un grupo de amigos, algunos de ellos ganaderos. Todos sabían que en una zona tan poblada como los entornos de Comillas, en Ruiloba, Valdáliga, Mazcuerras , Lamadrid y Val de San Vicente, los lobos habían diezmado diferentes ganaderías. En Ruiloba, diez ovejas muertas y sólo una devorada, en la zona de Peñacastillo hacia La Hayuela. En Mazcuerras, a doscientos metros de los Viveros Escalante y la casa de Concha Espina. En Valdáliga, el Tejo, Las Cuevas y Caviedes. También en la vecina y asturiana sierra del Cuera, muralla de Llanes. Y en Liébana, ataques en Valmenor, Las Brañas de Pendes, Áliva y Collado Pelea. Me lo decía un ganadero harto de la situación.
–Sólo reaccionarán cuando se coman a un niño.
Me permití despojar de realidad su argumento:
-No cambiarán. Los niños les importan un bledo. En España se promueve el asesinato de los niños antes de nacer. En 2020 más de 75.000 abortos. Si un ganadero se defiende y dispara contra el lobo que ha masacrado a sus ovejas, además de cárcel, tiene que pagar 2.000.000 de euros de multa.
Me considero un amante apasionado del lobo. No soy ganadero. He tenido la suerte de verlo, libre y poderoso, en Sejos y en Pineda, ya provincia de Palencia. Y en Alar del Rey. Pero el número de lobos hay que equilibrarlo, y la caza es el sistema más limpio y efectivo. Lo que esta ministra «anti» pretende es llevarnos a una película de Walt Disney y prohibir la caza, arruinando el ecosistema, impidiendo la selectividad y dejando sin pan ni trabajo a los centenares de miles de españoles que viven, directa e indirectamente de la caza.
Merece dormir con un jabalí, y a ver qué tal. Que estamos a un paso de tan chocante situación. Y posteriormente, prepararle el desayuno.