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HorizonteRamón Pérez-Maura

De las esquelas cursis

Hablan de cocinar con cariño antes de decir, unas líneas más abajo, que el difunto va a ser cremado. La combinación de ambas cosas produce cierto desasosiego

Actualizada 03:36

Las esquelas publicadas en los periódicos siempre fueron motivo de interés, aunque no siempre por la razón natural de enterarse de quién ha fallecido y a quién hay que dar el pésame. Durante muchos años fueron una fuente de entretenimiento esporádico, pero muy intenso cuando llega el momento. Ejemplos hay infinitos. Desde dos familias de un mismo muerto convocando funerales paralelos, hasta difuntos que dejaron la esquela redactada y arremetieron contra la familia que les sobrevivía por haberles abandonado en sus últimos años.

Corría junio de 1993. Hacía poco más de dos meses que se había muerto nuestro Rey del exilio, Don Juan. Con frecuencia aparecían en ABC esquelas anunciando Misas que se oficiaban por el eterno descanso de su alma, convocadas por diferentes elementos de la sociedad civil. Justo debajo de una de ellas con un formato de gran tamaño, aparecía la esquela de un buen hombre, seguida del listado de sus deudos y allegados y terminaba con la frase «y la familia comunica a todos y en especial AL DOCTOR JUAN ESPAÑOL, QUE FUE QUIEN LE OPERÓ, que el funeral tendrá lugar...» En la esquela también estaba escrito en versales lo que aquí reproduzco de esa forma. No me consta si el doctor se recuperó de la esquela de su paciente.

Es muy conocido lo de aquella señora barcelonesa que se queda viuda y pone la esquela de su difunto marido en La Vanguardia. Y como al final le sobra espacio lo rellena con un mensaje comercial: «Se vende el auto del difunto».

En El País se ven pocas esquelas encabezadas por una cruz. Bueno, se ven pocas esquelas en general. Ayer había una pequeña, en la sección de Madrid, y desde que le eché el ojo comprendí que aquello apuntaba maneras. El lugar habitualmente reservado a la cruz era ocupado por el anagrama de los hippies. Bajo nombre del difunto, se le presenta como fundador de la editorial Fundamentos. Confieso mi desconocimiento sobre la existencia de esa casa editora. Me apresuro a buscarla en la red y me entero así, en su propia página web, que «desde sus comienzos, editorial Fundamentos ha reservado un importante espacio en su producción para la lucha en pro de los derechos humanos y, en consecuencia, para la causa feminista y de otros grupos silenciados por el discurso patriarcal. Con la pretensión de contrarrestar los elementos de prejuicio que llevan a la subordinación de la mujer en todas las sociedades publicamos en 1973 títulos como La mujer liberada y desde entonces son muchos los libros que han reflejado nuestra inquietud por esta temática. Y es esta vocación la que nos lleva a crear en 2009 la Serie Género.» O sea, que el difunto, además de hippie, era un precursor del feminismo. Tenía todo su derecho. Queda un poco raro que se presente a modo de cita literaria en la esquela «Lo cocinado con cariño sabe mejor…» porque no se ve ni en la esquela ni en la página de su editorial que tuviera ninguna vinculación con la gastronomía. Y todavía más, hablar de cocinar con cariño antes de decir, unas líneas más abajo, que el difunto iba a ser cremado. La combinación de ambas cosas produce cierto desasosiego. Eso sí, te aclaran que va a ser cremado en la Almudena. Pero no se dice «el cementerio» de la Almudena, porque debe de ser menos chic.

Pero lo que de verdad me ha recordado al chiste de la viuda barcelonesa y la esquela de La Vanguardia es el texto que aparece detrás de los deudos: «…agradecen la gran dedicación y humanidad de todos los profesionales de la Sanidad Pública. ¡No a los recortes!». Sólo les ha faltado añadir que vendían algún bien del difunto que ya no necesitaban. Pero como no lo han hecho, no han estado a la altura de la legendaria esquela de La Vanguardia. Todo se andará.

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