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Vidas ejemplaresLuis Ventoso

Los pellizquitos de Page a Sánchez

Que el barón manchego, superviviente nato, cargue contra el Querido Líder es señal de que lo ve débil (y así es: véase el grave patinazo argelino)

Actualizada 18:09

No se sabe ya qué sector del PSOE resulta más decepcionante, si el echado abiertamente al monte, o aquel que guarda las apariencias de un cierto sentido de Estado, pero que al final acaba bailándole el agua al sanchismo en sus tropelías. En el segundo grupo, el de los supuestos moderados con rescoldos de patriotismo, figuran Lambán, Page y Margarita Robles. De cuando en vez lanzan un pellizquito de cordura, fruncen levísimamente el ceño ante las barrabasadas… Pero cuando llegó la hora de retratarse de verdad, acabaron tragando el matrimonio antiespañol con Bildu y ERC, la felonía de los indultos a los golpistas, toda la cataplasma de ingeniería social al dictado de Podemos y tener a un presidente condenado por dos veces por el TC.

Emiliano García-Page, abogado toledano de 53 años, es un político profesional. La empresa que le ha pagado toda su vida se llama PSOE. Ya era concejal a los veinte años, y hasta hoy… Cuando se dirimió la lucha entre Susana Díaz y Sánchez, Page se alineó rotundamente con ella, por su postura más proclive a la unidad de España. Llegó incluso a proclamar que si perdía Susana, él no se presentaría a la reelección en Castilla-La Mancha. Por supuesto se fumó al instante aquella promesa. De algo hay que vivir...

La técnica de Page con Sánchez es el no pero sí. Suelta de cuando en vez alguna puyita semicrítica, porque sabe que a sus paisanos les pone del hígado el pasteleo con los separatistas. Sin embargo, se cuida de no molestar de verdad al líder. Nunca ha osado cuestionar frontalmente su deriva. Su estrategia se destapó a las claras con los indultos. Farfulló un poquito al principio, para cubrir el expediente, pero enseguida bajó el volumen y se hizo el longuis cuando Sánchez sacó a Junqueras de la trena bajo palio.

Esos antecedentes «segurolas» de Page, un avezado superviviente que flota como el corcho, hacen más interesante que este miércoles se haya atrevido a subir un peldaño en su crítica al Rey Sol: «En el PSOE solo manda uno. Los demás somos monaguillos», lamentó. Y añadió algo más: «En Madrid dicen que soy un socialista atípico. Pero a lo mejor lo atípico es lo otro...».

¿Por qué se atreve ahora Page a lanzar esta crítica? Pues porque olfatea que Sánchez está ya de bajada. Las dentelladas del coste de la vida –y las mentiras constantes– le han chamuscado la capa de armiño. Page acaba de conocer además una encuesta que lo priva de repetir Gobierno en Castilla-La Mancha y empieza a percibir a Sánchez y al sanchismo como un fardo que lastra sus intereses particulares.

El propio Sánchez es consciente de que su futuro electoral está nublado y empieza a avinagrársele el rictus (y tras su grave patinazo diplomático con Argelia se le amargará todavía más). Cuando Arrimadas –que en paz descanse políticamente, pues en Andalucía se oficiará el responso del naranjismo– se refirió ayer en el Congreso a que Sánchez podría no ser el candidato socialista en las próximas generales, al aludido le sentó muy mal: «Me voy a quedar y voy a aspirar a las elecciones de 2023», replicó con tono irritado. «Señora Arrimadas, me da apuro y vergüenza llevar un debate tan pobre, tan pobre, a esta Cámara», añadió molesto. La rotundidad de su réplica sonó a aquello de «excusatio non petita, accusatio manifesta».

Por supuesto que Sánchez va a presentarse de nuevo. Las especulaciones en sentido contrario son absurdas (salvo que tengan como objeto tocarle un poco la moral). Un egotista de su calibre jamás va a renunciar motu proprio al colchón de la Moncloa. Pero también es verdad que su figura está muy desgastada. Ha intentado engañar a todo el mundo todo el tiempo, y Lincoln, que me temo que era más listo que nuestro Peter, ya advirtió en su hora que eso es un imposible. Si no encuentra una bala de plata para tumbar a Feijóo –y ha dado órdenes de buscarla–, la economía hace casi imposible que pueda ganar las próximas elecciones.

(PD: Vivimos ya la dura resaca del patinazo diplomático en Marruecos. Argelia puede ponernos el gas por las nubes el próximo invierno, lo que dará la puntilla electoral a Sánchez. Flotan las preguntas: ¿Por qué viró súbitamente ante Marruecos? ¿Por temor a más asaltos en las plazas de Ceuta y Melilla y más pateras? ¿Porque los servicios secretos alauitas están tras el robo de datos de su móvil y había material para presionarlo? ¿Porque se creyó que también en el Magreb podía engañar a todo el mundo todo el tiempo? Ninguna de las posibles respuestas lo deja bien).

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