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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Refrendo legal

Si hay algo que atemoriza a los separatismos, es que los españoles votemos que se separen

Actualizada 01:25

Hace años era una utopía. Hoy, probablemente sea necesario. Pero sin trampas. Ese «refrendo» o consulta que Sánchez va a permitir en Cataluña – más tarde lo hará en las tres provincias vascongadas–, es una mentira. Los dirigentes separatistas juegan con la buena voluntad de los independentistas abducidos por sus falsedades. Pero ninguno de ellos desea la separación de Cataluña o el País Vasco de España. Se arruinaría su negocio. ¿Por qué no un refrendo legal en el que todos los sujetos constituyentes pudiéramos votar sobre el futuro de lo que es nuestro? Porque temen un resultado positivo. Ellos saben que en un refrendo local y a todas luces ilegal, el resultado es lo menos. Lo de más es el hecho de autorizarlo y establecer un precedente. El resultado no importa. Si el refrendo o la consulta se convoca con dimensión nacional, se pueden llevar un susto. No lo deseo. Siento un infinito amor por la tierra vasca, que es la de mis antepasados por línea paterna. Los vascos han sufrido lo indecible con el terrorismo de la ETA, la colaboración paternal del PNV con el terrorismo, la incomprensible benevolencia de un amplio sector de la Iglesia vasca y la comodidad del silencio de una buena parte de la sociedad. Pero en el País Vasco, muchos empresarios amenazados se negaron a enriquecer las arcas terroristas jugándose la vida, y centenares de miles de vascos se enfrentaron a la ETA y sus cómplices. Algunos fueron asesinados por su firmeza, y más de 250.000 vascos se instalaron en otros lugares de España para disfrutar del derecho a la vida y la libertad. El inteligente y malvado Arzallus reconoció la falsedad del juego separatista.

«¿ Separatismo, para qué? ¿Para plantar berzas?». De ahí la obsesión por Navarra. Con Navarra rendida, y parece que los de UPN, a las órdenes de su presidente Esparza Abaurrea, aceptarían la fusión por absorción de Navarra con el País Vasco, la separación sería económicamente viable. Pero el «Euskal Barómetro», que ellos, los del PNV administran, ha reconocido que el separatismo vasco no alcanza al 25 por ciento de sus ciudadanos.

Otra cosa es el separatismo catalán, que ha contado no con el silencio, sino con la colaboración corrupta del empresariado y la alta y media burguesía desde los primeros pasos de los Gobiernos de Pujol. El PSC, además, es también separatista. Los catalanes han mirado siempre hacia otro lado, pero manteniendo la tienda abierta. No sólo manteniéndola abierta, sino pagando un porcentaje de sus beneficios al separatismo catalán para no verse obligados a cerrarla. Hay centenares de miles de catalanes que se sienten profundamente españoles, pero sin poner en riesgo la tranquilidad asegurada a cambio de su colaboración.

Ante el escenario de unos refrendos autonómicos ilegales cuyo único objetivo es mantener el negocio del separatismo o el nacionalismo a costa del resto de los españoles, creo que, al amparo de la Constitución, lo más valiente y lógico sería convocar un «referéndum» legal en el que todos los sujetos constituyentes pudiéramos decidir con nuestro voto el futuro de Cataluña y el País Vasco. La mayoría de los separatistas catalanes y vascos votarían 'No' a la independencia de sus regiones, pero millones de españoles, que estamos hasta la cresta de insultos, desprecios, abusos, arrogancias, racismos y humillaciones, quizá –y no lo deseo, insisto–, votaríamos 'Sí' a la independencia de las regiones presumiblemente separatistas y las mandaríamos a paseo. Tengan dídimos los secesionistas y acuerden con el gran traidor a España un refrendo nacional y legal con todas las consecuencias. Pero no se atreven. Tendrían que cerrar la tienda. Si hay algo que atemoriza a los separatismos, es que los españoles votemos que se separen.

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