Podemos mastica y traga
A Belarra y compañía no le quedaría ahora otra que aceptar incluso la destitución de Irene Montero si Sánchez la pusiese sobre la mesa
Tengo unos principios y, si no le gustan, tengo otros. Lo decía Groucho Marx y lo suscriben Montero, Belarra y compañía. Si Podemos entró en el Gobierno de coalición con Sánchez defendiendo que lo hacían por una serie de valores y no por asegurarse un puesto, la realidad no ha hecho más que desmontar el relato. Los cuatro ministerios se los turnan en función de a quién le apetece y a quién no llevar la cartera -o la vicepresidencia- y han aprobado menos leyes que dedos tiene una mano.
Aunque viendo cómo ha salido alguna de las que han sacado adelante, mejor que no se hubiera aprobado ninguna. El fracaso mayúsculo de la ley del ‘solo sí es sí’ ha puesto en el disparadero a Podemos mientras el presidente del Gobierno se siente superior por haber sabido reaccionar aunque lo haya hecho tarde. Sánchez se ha vestido de Sánchez como solo él sabe hacerlo y, ya que no puede destituirlos, ha arrojado a sus socios a los leones. Cambiará la ley con o sin su apoyo porque la norma que hace semanas era incuestionable ahora tiene defectos.
Es la primera vez en lo que va de legislatura que Sánchez apunta de manera tan clara a sus socios como culpables y no es por casualidad sino porque este año votamos dos veces. Lo sabe el PSOE y lo sabe también Podemos, a quien no le queda otra que tragar porque su legado en el Gobierno es indefendible. Tragará con la reforma de la ley que saca violadores a la calle y tragará también con las enmiendas que quieran hacer los socialistas a la ley de bienestar animal de Belarra. En una posición tan débil como en la que se encuentra, a Podemos no le quedaría otra que aceptar incluso la destitución de Irene Montero si Sánchez la pusiese sobre la mesa. Ahora solo puede masticar y tragar. Como Piqué.