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Vidas ejemplaresLuis Ventoso

Emiliano, que ya no cuela

Page y compañía, los barones del patriotismo Guadiana, se acuerdan de las tropelías de Sánchez solo cuando el agua les llega al cuello en las urnas

Actualizada 11:44

Hay tejidos muy suaves, como la seda, el terciopelo, el popelín… Pero nada tan dócil al tacto como un barón del PSOE. Esta mitológica figura solo se atreve a asomar un poquito la cabeza cuando el agua le llega al cuello en sus elecciones locales. Entonces despiertan de su letargo y osan, como Page y Lambán estos días, a lanzar algún amago de pellizquito al peor presidente de nuestra historia (que no es otro que quien ustedes saben).

En contra de lo que vende, el PSOE arrastra una historia bastante cutre. En julio de 1910, su fundador, Pablo Iglesias, amenazó a Maura en sede parlamentaria con un atentado. Más tarde, el PSOE cooperó con la dictablanda de Primo, traicionó a la II República intentando dinamitarla en 1934 y jugó un turbio papel ante la República catalana de Companys. Desde 1978 en adelante siguió escribiendo páginas gloriosas, como la verbena de corrupción en el crepúsculo de González, los casos de terrorismo de Estado o el mayor récord de mangancia de la historia de nuestra democracia, los ERE. Por último, con Zapatero y Sánchez ha iniciado una felona complicidad con los separatistas, cuya sima moral ha sido su alianza con el partido de ETA.

Aún así, cabría esperar que quedasen en esa casa algunos patriotas españoles capaces de anteponer los intereses generales de la nación a las siglas. Y existen, pero solo en el caso de viejos socialistas desvinculados por completo de lo que hoy es simplemente el PS (Partido Sanchista), personas como Leguina, Paco Vázquez, César Antonio Molina, Redondo… que han estado en su sitio denunciando a las claras los desafueros y las mentiras de Sánchez.

Algunos observadores incluyen entre los resistentes a Page, Lambán y Fernández Vara. Es un error concederles tal honor, pues en realidad nunca se han atrevido a cuestionar de frente y con todas las letras el imperdonable error primigenio de Sánchez: es inaceptable llegar al poder gracias al apoyo entre tinieblas de un partido golpista como ERC y otro que es la ETA política. La voz de los legendarios barones tampoco ha sonado rotunda y clara ante los indultos, la abolición de la sedición y las gangas con la malversación, todo al dictado de Junqueras. Vara está tan acobardado que últimamente ha renunciado hasta al pellizquito. Los otros dos sueltan a veces media frase irónica, pero sin atreverse jamás a criticar de una manera argumentativa el proceso de erosión de España y sus instituciones acometido por Sánchez.

Page llevaba ocho meses escaqueándose de Sánchez, evitando compartir mitin, porque sabe que hoy resulta tóxico ante las urnas («que te vote Chapote»). Este domingo, en Puertollano, no le quedó otra. Y allí, con Mr. Falcon de cuerpo presente, soltó una frase crítica contra el hecho de que Bildu lleve asesinos etarras en sus listas: «Cuando los independentistas buscan arrimar el ascua a su sardina, es decir que el resto no tengamos lo mismo, siempre levantaré la voz. Y si además han utilizado una pistola con más motivo: yo con los asesinos de ETA ni a la vuelta de la esquina».

Es positivo decir eso, Emiliano. Pero también harto insuficiente, pues en tu recordatorio falta señalar lo mollar: el personaje que sí va con asesinos y golpistas antiespañoles hasta la vuelta de la esquina, e incluso se encama con ellos, es el líder supremo de tu partido. Nuestro país sufre a un oportunista que ha vendido a España en el mostrador de sus peores enemigos. Y mientras todos vosotros sigáis aceptando esa atronadora evidencia resulta imposible votar al PSOE. Ayer mismo, antes de soltar tu puyita, te cuidabas de pedir preventivamente perdón al líder supremo al advertir como preámbulo que «yo no tengo por qué implicar a nadie en mis opiniones» (a continuación dabas además coba a sus políticas económicas). No se puede apoyar en unas generales a quien va de la mano de ETA. Pero tampoco cabe apoyar en una autonómicas a barones apocados que os habéis puesto de canto mientras Sánchez iba creciéndose en su proceso destructivo.

Emiliano, que ya no cuela.

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