La indigencia de Sánchez ante el 23-J
Su penuria de cara a los comicios se percibe en que solo tiene dos argumentos: la milonga de un supuesto éxito económico y el miedo a Vox, que ya no vende
Sánchez es el primer presidente que solo concede entrevistas a medios de su cuerda, uno de sus muchos tics autocráticos (aunque ahora está tan desesperado que este lunes ha pasado por el confesionario de Alsina, donde demostró que ni siente ni padece al escuchar impertérrito la recopilación de sus múltiples mentiras que, acertadamente, le restregó el periodista por su efigie). Así que para saber lo que piensa –o lo que dice que piensa– hay que leer los cuestionarios de baño y masaje que le hacen sus panageristas. Este domingo atendió a su periódico de cabecera, medio de credo socialista propiedad de inversores foráneos cuyo interés en España estriba solo en aumentar su peculio. El bolo se llevó a cabo en el gran museo del «progresismo», el Reina Sofía, donde casi todo lo que se ha comprado en los últimos años es quincalla ideológica que aburre soberanamente al público. Al referente progresista del orbe, de 51 tacos, se le ha echado de repente la edad encima. Su rostro parece más mustio. Salvo truco inesperado de última hora, empieza a oler a ex.
La entrevista resulta interesante porque delata la indigencia programática de Sánchez ante el 23-J. Solo esgrime tres argumentos:
1.- La milonga de que la economía va como un tiro con la «coalición progresista», milagro que se arruinará si llegan al poder las fatídicas «derecha y ultraderecha». Una coña. Hay que repetirlo aunque aburra: somos el único gran país que no ha recuperado el PIB pre covid, los datos del paro están trucados por la nueva semántica yolandista y el agujero que se va destapar en las cuentas públicas cuando caigan será épico.
2.- Demostrando una vez más la pasta de la que está compuesto, Sánchez asegura que si él cae peligran los fondos europeos. Esa amenaza constituye una mentira y una villanía. El Plan de Recuperación está ya aprobado con ejecución hasta 2026 (y así consta en la propia web del Ministerio de Hacienda del Ejecutivo que él preside; o sea: o no se sabe los temas, o es un mentiroso patológico, elijan). Además, parece harto dudoso que un Gobierno de PP y Vox suscite más preocupación a los tecnócratas bruselenses que el actual popurrí con comunistas y con unos separatistas afanados en destruir el propio país preceptor de los fondos.
3.- El tercer argumento de Sánchez es -¡cómo no!- el cansino miedo a Vox. «El 28-M quedó algo claro, y también este sábado, y es que si suman PP y Vox, Santiago Abascal va a ser vicepresidente del Gobierno. Eso no lo niega nadie», nos advierte santurrón y preocupadísimo el líder de la coalición anti-España. Su problema es que esa amenaza ya no vende un peine. En realidad son más los españoles que prefieren un Gobierno con Feijóo y Abascal que los que desean que se reedite el club Sánchez-Yoli-Arnaldo-Junqueras. Las elecciones del 23-J van de eso: ¿Queremos seguir o no con un Gobierno de España que depende para existir de etarras y golpistas catalanes?
Esta semana, Tezanos ha publicado que el PSOE ganará el 23-J con medio punto de ventaja sobre el PP. Sánchez reconoce en cambio que están a tres puntos. Resulta divertido que ni el propio tipo que ha encargado el tongo da ya por buenas las encuestas que manipula Tezanos a su favor, en lo que ha sido uno de los mayores abusos de esta legislatura (una práctica similar a la que ha montado nuestro Peter le costó su carrera política al prometedor canciller austríaco Kurz).
«Excusatio non petita, accusatio manifesta», reza la vieja locución latina. El líder progresista de todas y todos cumple esa máxima al dedillo cuando denuncia que estas elecciones se están presentando como una disyuntiva entre «Sánchez o España» y cuando lamenta que se «caricaturiza» el sanchismo «pintando al líder progresista que está al frente del Gobierno como una persona egoísta, que no tiene ningún tipo de escrúpulo y que hace cualquier cosa por mantenerse en el poder». En efecto: su exacto retrato.
Sin quererlo ha apuntando a la auténtica verdad, el quid de estas elecciones: se trata de echar a un amoral dispuesto a vender a España por un colchón en la Moncloa. Así de sencillo. Debería ir buscando empleo (y Bego y la colección de amigotes colocados, también, que se acaban los enchufes trifásicos).
(Linkedln: Galanzote español de 1.90., con nivel de inglés alto, doctor turqui-tesis cum laude, experto en manipulación de la gestión pública y dispuesto a decir y hacer una cosa y la contraria se ofrece para lo que haga falta).