Aznar, golpista; Puchi, amnistía
Cuando el sentido común ingresa en la UCI los países pasan a tener muy mal pronóstico
De chaval y en el comienzo de mi edad adulta siempre me resultaban exagerados, bastante cargantes, los ancianos superpesimistas que todo lo veían negro, fatal, terrible. Pero hoy me temo que soy ya uno de esos abuelos Cebolleta desencantados. Nunca en mi vida me había notado tan preocupado por España como ahora, porque cuando el sentido común ingresa en la UCI lo habitual es que los países se vayan a hacer gárgaras.
En España el respeto a los hechos y a la construcción lógica de los argumentos, el sentido común, está más vapuleado que Foreman y Ali en su legendaria pelea de Zaire:
-La portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, la sonrisa del régimen, tacha de golpista a Aznar en la rueda de prensa del consejo de ministros, mientras Sánchez lo prepara todo para amnistiar a un golpista de verdad, Puigdemont. Aznar es insultado como golpista porque se ha atrevido a pedir a los españoles que se movilicen contra el atropello jurídico de la amnistía. Qué bárbaro, todavía no sabe que discrepar de lo que impone el Orfeón Progresista está prohibido en el sistema sanchista.
-La ley del 'solo sí es sí', que en teoría nació para luchar contra casos como el de la Manada, logra beneficiar precisamente a uno de los violadores de esa panda de energúmenos con una rebaja de condena. Pero nadie pide la dimisión de la ministra Irene Montero, la orate jurídica culpable de ese desaguisado. Escándalo mínimo en un país que se desgañita y moviliza a jueces y fiscales porque Rubiales tuvo un comportamiento cutre y chabacano en la final del Mundial.
-El tío de Rubiales, que había sido además su jefe de gabinete en la Federación, lo acusó en septiembre del año pasado de organizar con dinero federativo una orgía en Salobreña con diez chicas. Pero el ogro Rubiales era entonces el hombre del PSOE en el fútbol, así que el sanchismo respondió que pelillos a la mar, que había que respetar su presunción de inocencia. Aquellas chicas del mercado carnal no le importaron a nadie. El feminismo de guardia pasó de largo, como cuando la izquierda firmó los abusos a menores tuteladas en Baleares y Valencia.
-En plena escalada del separatismo, el PP, que últimamente anda menos fino que la delantera del Dépor, no tiene idea mejor que dar su apoyo en el Senado, donde goza de mayoría absoluta, a Junts y PNV para que dispongan de grupo propio. Es decir, hace lo mismo que denunció en el Congreso cuando lo hizo el PSOE. Y además, de manera totalmente inútil, pues Junts y PNV no le van a dar jamás ni la hora a Feijóo. El PP ejecuta además este glorioso movimiento al día siguiente de anunciar una ofensiva por tierra, mar y aire contra la amnistía a los partidos separatistas… a los que al tiempo hace favorcillos. Además, reconocen por boca de su líder que han charloteado con el partido de Puigdemont. Ay. Albertiño…
-El Gobierno que se hace llamar «progresista» está provocando todo lo contrario al progreso. España es el líder de paro juvenil en la UE y el segundo con más ninis junto a Italia. Somos además la nación de la OCDE con más jóvenes sin bachillerato ni FP. Aquí el 27 % de los estudiantes dejan la escuela a los 16 años. Resulta que la ministra de Educación responsable de este inmenso fracaso es Pilar Alegría, para más señas, la insufrible portavoz del PSOE que cada día nos flagela con sus alertas contra la grave amenaza de «la derecha y la ultraderecha».
España se está convirtiendo en un tebeo y no se ven trazas de una solución en breve, ni a babor ni a estribor.