El Felipe González al que yo nunca hubiera votado
«Si mañana hubiera elecciones ¿votaría usted a Pedro Sánchez?» La respuesta de González me pareció muy clarificadora: «Siempre he votado al PSOE, pero si las elecciones son mañana, hablamos mañana». A lo que añadió: «Siempre he sido partidario de las listas abiertas»
La Asociación de Periodistas Europeos, a la que me honro en pertenecer, mantuvo ayer un diálogo con Felipe González moderado por su secretario general, Miguel Ángel Aguilar. Escuchándole reiterar algunas de las ideas que lleva semanas difundiendo en medios y presentaciones varias, me venía a la cabeza el Felipe González que yo veía en mi infancia como una encarnación diabólica. Las primeras elecciones generales en las que yo voté fueron las de 1986 y dos hechos imposibilitaban que sufragase por él. El primero, que yo podría haber desdeñado, era que mi madre fue candidata en las listas de Coalición Popular en la candidatura por Cantabria encabezada por Alfonso Osorio y con el que fue elegida miembro del Congreso de los Diputados. Y la otra que yo votaba en Santander y González era candidato por Madrid. Creo recordar que las primeras elecciones en las que voté en Madrid fueron las de 1993 y tampoco le di mi respaldo entonces. También fueron las penúltimas en las que fue candidato. Pero yo me consideraba en las antípodas de sus políticas.
Es increíble cómo evolucionamos todos en la visión de nuestra realidad, aunque afirmemos que seguimos en exactamente el mismo punto. González afirmaba en el encuentro de ayer, celebrado en la Fundación Diario Madrid, que él sigue estando exactamente donde estaba. Hizo una encendida defensa de la unidad de España, denunció con firmeza que una amnistía legitimaría el falso referendo el 1 de octubre de 2017 y las leyes de desconexión del 6 y 7 de septiembre de 2017. Es decir, cuando se habla de amnistía y referendo, el referendo sería innecesario porque la propia amnistía legitimaría todo lo que se condenó en los procesos judiciales y condenaría también a los defensores de la ley y el orden, empezando por el juez Llarena.
González tuvo múltiples frases luminosas, como «no se trata de perdonar [nosotros] sino de pedir perdón [ellos]»; «la esencia de la democracia es respetar a las minorías siempre que las minorías reconozcan a la mayoría»; los nacionalistas «llevan diez años sin gobernar Cataluña. Se dedican a otras cosas»; «un buen político hoy se dedicaría a otra cosa» o «la amnistía hoy no es política de Estado». Este político al que yo nunca hubiera votado ha cambiado ante mis ojos –como lo ha hecho Alfonso Guerra– porque como bien sostiene el refranero castellano «otros vendrán que bueno te harán». Y Pedro Sánchez –que en las conversaciones privadas no oculta su odio a ambos dirigentes históricos de su partido– ha hecho para mí que los muchos pecados políticos que yo vi en la actuación de González como presidente del Gobierno, hoy me parezcan minucias ante la gravedad del momento político y la lealtad de Felipe González a la Constitución.
En estas circunstancias yo le hice una pregunta elemental. «Si mañana hubiera elecciones ¿votaría usted a Pedro Sánchez?». La respuesta me pareció muy clarificadora: «Siempre he votado al PSOE, pero si las elecciones son mañana, hablamos mañana.» A lo que añadió «Siempre he sido partidario de las listas abiertas», lo que en cristiano quiere decir el poder votar al partido de tus amores, al tiempo que excluyes de la candidatura a los candidatos que pone tu partido y que no te gustan. Y siendo preguntado por si votaría a Pedro Sánchez, no se me ocurre a qué otro podría querer excluir sobre quien no se le ha cuestionado. A buen entendedor…