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LiberalidadesJuan Carlos Girauta

Alejo, Marlaska, la SER y los silenciadores

Marlaska descartó el atentado y encargó la investigación a Homicidios. ¿Por qué? ¿Es concebible que hubiera hecho lo mismo si el referente político al que se dirigió la bala hubiera sido de izquierdas o nacionalista?

Actualizada 01:30

Me había propuesto no referirme al atentado contra mi querido Alejo hasta conocer su autoría. Una precaución ante las imprevisibles consecuencias de lo inconcebible: un tiro a la cabeza contra un símbolo del constitucionalismo catalán. Alejo salvó la vida de milagro y demostró la madera de la que está hecho pidiendo a los que le auxiliaban que se marcharan, por si los atacantes regresaban. Hubo un PP de héroes. No todo el que sale indemne de un atentado se baja tranquilo del coche preguntando por los demás, como hizo Aznar. Pocos tienen la sangre fría de salir tan campantes de un helicóptero caído, como hizo Esperanza Aguirre. Pero es que a Alejo le acababan de atravesar la cara con una bala y lo que le preocupaba era la seguridad de quienes le auxiliaban.

La autoría permanece ignota. La de los ejecutores y la de quien los pagó. Es obvio que los dos despojos humanos de la moto eran sicarios. De los baratos, por fortuna, nada parecido al sello iraní al que Alejo apuntó en un primer momento. El problema es que hay tres puntos incomprensibles: la primera reacción del Ministerio del Interior, la falsedad que difundió SER y el ensordecedor silencio de los medios, con honrosas excepciones, como el que está leyendo.

Veamos. Alejo fue y sigue siendo un referente político de primer orden para el constitucionalismo catalán. Le disparan una hora después del conocerse el pacto de PSOE y Junts, un triunfo de aquellos contra los que la víctima ha luchado durante décadas. Además de su relieve político en España, Alejo también ha sido vicepresidente del Parlamento Europeo durante tres mandatos. Pese a tal perfil, Marlaska descartó el atentado y encargó la investigación a Homicidios. ¿Por qué? ¿Es concebible que hubiera hecho lo mismo si el referente político al que se dirigió la bala hubiera sido de izquierdas o nacionalista?

Mientras tanto, la principal emisora del grupo Prisa, con mayoría y presidencia de un sujeto al servicio de Sánchez, y con la importante participación accionarial de un fondo soberano de Catar (país financiador de Hamás y sede de las oficinas de sus principales dirigentes), la cadena SER, da esta «información»: se trata de un atraco. Lo hace sin el menor indicio, en contra de la versión de los testigos, en contra de los hechos acreditados: alguien espera a Alejo, le dispara y se sube de paquete en una moto que huye en contradirección a toda velocidad. La versión de la SER carece de anclajes. ¿Por qué miente la SER?

Por fin, los medios mainstream que cargaron las tintas por el sobre con balas de un trastornado, los que editorializaron contra una pintada en la carretera que aludía a Pablo Iglesias, los que aleccionan a sus audiencias presuponiendo autorías ante cualquier amenaza anónima, pintada o grito antisanchista, los del bulo del culo, callan como muertos ante este atentado. Suerte tiene el sanchismo de que la derecha sea infinitamente más pulcra que su tropa.

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