Fundado en 1910
LiberalidadesJuan Carlos Girauta

La piñata del chulo de la banda

El autócrata plagista, guerracivilista y traidor ha dejado múltiples muestras de la incomodidad que le ocasiona la presencia, la existencia del Rey de España, de un Rey de España, mientras él exista, porque allí donde esté, él debe ser el primero

Actualizada 01:30

A ver si lo he entendido bien. El PSOE y el resto de la banda se lanzan a despenalizar las injurias al Rey y el enaltecimiento del terrorismo, esto es, los homenajes a asesinos con ideología. Con ello se invita a la canalla a que siga con sus actividades, que no pasa nada, y que si alguien se cortaba por tratarse de actividades delictivas ya puede barbarizar con tranquilidad, quemar efigies invertidas de Felipe VI o jalear, con la emoción apenas contenida por estar viendo a un héroe, al último sacamantecas de la ETA. Lógicamente, esta iniciativa de la banda equivale a hacerle una higa a las víctimas, condenadas a sufrir el segundo, el tercero y el enésimo atentado, que consiste en ver cómo se ensalza al asesino del marido, del hijo, del padre, mientras callan y corren la cortina.

Y entonces, cuando este abrir la mano a la ignominia por mor de un espíritu antipenitenciario y avanzado, desjudicializador y progresista, se defiende en las columnas y debates por los palmeros del régimen y por los mierdecillas que hacen méritos desde la derecha, de pronto, todo se invierte. Alguien monta una piñata con un Sánchez figurado, es decir, tenemos un linchamiento en efigie. Yo pienso: menos mal que solo es en efigie. Pero lo que yo piense no importa; lo que importa es el desconcertante cambio de criterio sufrido por la banda de Sánchez y su coro trágico en un nanosegundo. Desquiciados, invocan torpemente el delito de odio, que al no cuadrar aquí ni de broma nos hace pensar que los socialistas y el Derecho están reñidos.

¿En qué quedamos, banda? Si nos atenemos a vuestra propuesta despenalizadora y a la vez penalizadora, solo hay una conclusión posible: se puede quemar, linchar, escupir, escarnecer en efigie al Rey, pero no al presidente del Gobierno. No hay explicación alternativa, no se esfuercen. El autócrata plagista, guerracivilista y traidor ha dejado múltiples muestras de la incomodidad que le ocasiona la presencia, la existencia del Rey de España, de un Rey de España, mientras él exista, porque allí donde esté, él debe ser el primero. El vendepatrias, el chulo de la banda, el good for nothing no se ha venido tan arriba solito. Hombre, su narcisismo cuenta, pero lo que convence a un inútil total, a un comercial dudoso, al inventor de su propio doctorado, al que traía referencias de una sauna, de su absoluta superioridad ante cualquiera, así sea el Rey de España, es el halago interesado, cortoplacista y miope de la élite empresarial; no tanto los empresarios como los ejecutivos. Todos llevan ya su castigo. En cuanto a los que permanecemos libres, aclaremos nuestra posición ante el chulo que nos quiere robar lo sagrado: no habrá resistencia, ilegítimo, vil gobernante, sino contraofensiva. En cuanto a los que mantenéis criterios distintos dependiendo de la ideología del autor de un acto dado, no puedo despreciaros más de lo que os despreciáis vosotros cuando os vais a dormir.

comentarios
tracking