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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Montorito

En España son los mismos lo que sancionan que los receptores de los recursos

Actualizada 01:30

Conozco íntimamente a un escritor que, pocos días después del triunfo, con mayoría absoluta, del PP de Mariano Rajoy, tuvo la indelicadeza de escribir de su ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. Ese escritor se preguntaba en su artículo cómo una promesa electoral, la bajada de los impuestos en España, se podía incumplir apenas un mes más tarde de la decisión prometida. Y que tanto Rajoy como su ministro de Hacienda, se habían comportado como unos mentirosos gañanes.

Pocos meses más tarde, el imprudente escritor recibió una notificación de la Agencia Tributaria anunciándole una investigación de dos años de su declaración de la renta. Había cumplido estrictamente con la Ley, pero fue sancionado con dos investigaciones paralelas. La excusa no fue otra que los ingresos por medio de una sociedad limitada, exigiendo a la persona física la cantidad diferencial entre el IRPF personal y el de su sociedad instrumental, legal a todas luces en aquellos años. La Agencia Tributaria sancionó con dureza al escritor, y el recurso no sirvió para nada, porque en España son los mismos lo que sancionan que los receptores de los recursos. Un contribuyente en su soledad no tiene nada que hacer si no cuenta con el apoyo político del ministro. Y ese escritor se negó a pasar por semejante humillación ciudadana.

Abonada con gran dificultad la injusta sanción, el escritor recibió una nueva notificación. Sería investigado por cuatro ejercicios más. Seis paralelas en total. Para colmo, la inspectora de Hacienda encargada de atracar al escritor, le reconoció que los inspectores de Hacienda percibían una comisión del dinero exigido a los contribuyentes sancionados, que eran todos los sujetos a investigación. El escritor perdió todos sus ahorros y se vió obligado a hipotecar su casa. Recurrió la sanción y recibió la misma respuesta. Recurso inadmitido, y a pagar.

Otros conocidos periodistas y escritores fueron también investigados. Entre ellos, el gran Antonio Mingote. Y sancionado. Pero sus declaraciones paralelas no pasaron de dos. El escritor arruinado se había quejado en otro artículo, de la inacción de Hacienda cuando fue investigado un despacho en el que Montoro tenía, con anterioridad a ser ministro, dependencia e intereses. La inspección recibió la orden de prohibir que fuera investigado el referido despacho.

Montoro arruinó – Amando de Miguel-, a muchos escritores independientes y no sujetos a cordialidades con el poder. Disfrutaba, como buen socialista, con la ruina de sus críticos. Porque Montoro, ministro de Hacienda con Rajoy sometido a los caprichos y fobias de Soraya Sáenz de Santamaría, era un socialista infiltrado en el Gobierno de Aznar y posteriormente en el de Rajoy. Cuando finalizó su cacería a los particulares, la inició contra las sociedades. El Tribunal Constitucional ha considerado contraria a la Carta Magna la reforma del Impuesto de Sociedades aprobada por Real Decreto Ley por el entonces ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, Montorito. Las sociedades tienen muchos más recursos para defenderse, y la Agencia Tributaria se verá obligada a afrontar pagos millonarios, multimillonarios, a las entidades afectadas por la Ley injusta y presumiblemente prevaricadora del ministro Montoro. Se calcula que más de 5.000 millones de euros tendrán que ser devueltos por Hacienda a las sociedades afectadas. Y me quedo muy corto.

He hablado con el escritor. No tiene ganas de luchar. Pero he notado en su voz una cierto deje de alegría: «Nos arruinó a muchos que habíamos cumplido con las leyes. Pero ahora se puede encontrar con un horizonte judicial más que molesto. Es posible que, antes de morir, pueda ver su detención al estilo Rodrigo Rato, con un policía cubriendo su calva para impedir que tropiece su cabeza con el alto de la puerta del coche policial».

Le deseo que cumpla con su ilusión.

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