La gran fiesta requeté
Todo viene de las guerras carlistas, y el dibujo de la gabarra requeté durante la toma de Bilbao en la Guerra Civil
Más de un millón de vizcaínos han celebrado con un grandioso y popular espectáculo de color y alegría, la victoria del Athletic de Bilbao en la Copa del Rey. Del Rey de España, obviamente. El Athletic de Bilbao es un club diferente. Cuando yo era niño, casi todos los españoles sin raíces vascas lo tenían como su primer o segundo equipo. Ese cariño casi unánime remitió cuando el Athletic se convirtió en el club oficioso del PNV, en los años de la transición. Pero aun así, su espíritu y sus limitaciones en un fútbol globalizado por los poderes económicos son dignos de admiración. El único equipo español con una mayoría abrumadora de españoles, casi todos ellos vascos, si bien en los últimos años abrieron la mano a navarros, riojanos y algunos franceses. Reconozco que, en mi infancia y juventud, por razones sentimentales, mi segundo equipo fue la Real Sociedad de San Sebastián, el gran adversario del Athletic. Mi inolvidado amigo Antón Martiarena, donostiarra puro y duro, ya en el atardecer de su vida, tenía una ilusión que no pudo disfrutar. Que el Athletic descendiera a Segunda División. Entre los donostiarras y bilbaínos, la rivalidad era y es ancestral y deportiva. Agobiados por los años de plomo, algunos directivos de la Real Sociedad asumieron la conveniencia de cambiar el nombre al histórico club donostiarra. Herri Batasuna, más fuerte en Guipúzcoa que en Vizcaya, amenazó con «adoptar medidas desagradables» si la Real Sociedad mantenía su denominación de Real Club, dignidad concedida por el Rey Alfonso XIII. Y propusieron que pasara a llamarse «Gipuzkoa Futbol Grupo». ¿Cómo borrar las huellas de un club que se conoce en todas partes como «La Real»? Nadie puede negar que el Athletic era más poderoso, y que muchísimos jugadores de la Real se pasaron al club rival, convirtiendo a los de Atocha –ahora los de Anoeta– en el vivero fundamental del Athetic, casi tan nutrido como el de Lezama.
Cuarenta años llevaba el Athletic sin navegar por el Nervión sobre su gabarra. En las márgenes de la ría, un millón de aficionados luciendo la camiseta del gran club bilbaíno. Todo viene de las guerras carlistas, y el dibujo de la gabarra requeté durante la toma de Bilbao en la Guerra Civil.
Quizá ignoran esos orígenes los bilduetarras, muchos nacionalistas y Pachi López. El último, con toda seguridad.
De los valientes y estéticos –navarros, sobre todo– partidarios de Carlos VII a los requetés que combatieron al comunismo en la Guerra Civil y participaron en la toma de Bilbao.
Bajaba una gabarra, (bis)
Rumba, la rumba, la rum.
Con once requetés
Con boinas coloradas
Ruma, la rumba, la rumba (bis)
La rumba y el cañón.
Es decir, que lo de la gabarra no es consecuencia del nacionalismo vasco, sino del carlismo español. Y es bueno y beneficioso que se haya adoptado su origen para celebrar las victorias del Athletic de Bilbao. La gabarra con los carlistas con boinas coloradas. No existe contradicción ni incoherencia en ello. Pero es bueno matizar el nacimiento de las tradiciones y las costumbres.
Los once requetés de boinas coloradas bajaron por el Nervión poco después de liberar a Bilbao, el cinturón de hierro, de los «gudaris» nacionalistas.
Rumba, la rumba, la rumba.
Pero me sumo a la alegría. ¡Enhorabuena, Athletic!