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Post-itJorge Sanz Casillas

¿Qué haría Sánchez con 186 escaños?

Si con algo más de 121 diputados está poniendo nuestro ordenamiento del revés, ¿qué no haría con una concentración de poder como la que tuvo el PP en 2011?

Actualizada 01:30

Andado el tiempo, creo que hay tres virtudes que deberían acompañar a todo hombre. O a cualquier persona, pues esto aplica por igual a varones que a mujeres. Una es la puntualidad, síntoma de respeto al prójimo. Otra es la gratitud, madre de otras bondades como la humildad o el conocimiento de los propios límites. Y la última es saber decir que «no», lo que es señal de fortaleza mental y convicciones sólidas.

Hoy nos gobierna un hombre que sólo le dijo «no» a Mariano Rajoy. A partir de ahí todo fue ceder y fingir como propias las motivaciones ajenas. ¿Indultos a corruptos? Hágase. ¿Amnistía? Adelante. ¿Pactar con Bildu? Venga, vale. Una vez apeado Rajoy, Sánchez se confirmó tan voluble como preveían sus socios. Por eso a menudo me pregunto: ¿cómo habría actuado Sánchez ante un chantaje como el que sufrió Aznar en 1997, cuando la ETA le pidió el acercamiento de etarras (ya no su liberación, como ahora) a cambio de no matar a Miguel Ángel Blanco? ¿Hubiera aguantado el maleable Sánchez la presión y la cuenta atrás? Me temo que si eso ocurriera hoy, nuestro presidente les hubiera firmado la independencia esa misma tarde, sumando al canje Navarra y hasta el País Vasco francés.

Como el ejemplo me deja mal cuerpo, la otra pregunta que me suelo formular es la siguiente: ¿Qué haría Sánchez de contar con los 186 escaños que tuvo en su momento Mariano Rajoy? Una vez, bromeando sobre esto con Luis Ventoso, me dijo que seguramente llevaríamos todos un pijama uniforme con cuello mao. Y no es descartable. Si con algo más de 120 diputados está poniendo nuestro ordenamiento del revés –maleando la división de poderes, colocando a socialistas y amigos en el CIS, Correos o Telefónica y pensando ya en reducir la mayoría necesaria para renovar el CGPJ– ¿qué no haría con una concentración de poder como la que tuvo el Partido Popular entre 2011 y 2015?

Sobre esto hay dos corrientes. Primero los que piensan que Sánchez es una 'víctima' de su debilidad y ambición de poder, que le 'obligan' a tragar con los postulados de aquellos que le sostienen. Después hay otro grupo, entre los que me incluyo, que considera que la radicalidad que hoy le incitan otros (Sumar, Bildu, ERC...) le hubiera nacido más pronto que tarde, con o sin mayoría absoluta. Al final, el PSOE es el sumidero al que acuden todos aquellos que opinan que los ricos son por norma ladrones, que Palestina es mejor que Estados Unidos y que ojalá una República con Anguita en lugar de una monarquía con Felipe VI.

Todo esto es política ficción. Pero no hay que olvidar que nos gobierna un hombre que ni es puntual, ni es humilde y, está probado, tampoco sabe decir que «no».

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