'The Economist' y la derecha española
La derecha española, liderada históricamente por el Partido Popular, tiene una espléndida hoja de servicios de la que presumir y un poder extraordinario
La izquierda pasea como un referente moral a José Luis Rodríguez Zapatero, que en su primera etapa de protagonismo político consiguió dejar a España con seis millones de parados y al borde de la quiebra. En esta segunda se distingue por ser el más desvergonzado valedor de la dictadura comunista venezolana. Aún así lo jalean en los mítines, le pasean por tertulias y le utilizan como principal mediador para mantener en pie ese Frankenstein que nos desgobierna. Esa es la izquierda; la que pasó de negar la amnistía a defenderla con fiereza y de escandalizarse por los trajes de Camps a considerar lícitos los enjuagues empresariales de la esposa de Pedro Sánchez.
Para su desgracia la derecha no es así. Casi todos los opinadores de esa tendencia han sido tan críticos con Mazón como el equipo de opinión sincronizada, desde sus tertulias se enumeran diariamente todas las carencias del liderazgo de Feijóo y los más excitados ya fantasean con buscarle un recambio. Eso podría ser interpretado como un ejemplo de encomiable independencia y de pensamiento crítico, pero a mi juicio es síntoma de algo muy distinto, de un gen cainita que condena a la derecha a larguísimas etapas de oposición.
Esta semana nos hemos enterado gracias al Economist y al Financial Times de que el secreto de la actual pujanza económica de España no es obra de Sánchez sino de Mariano Rajoy y –ustedes perdonen la provocación– del denostado Cristóbal Montoro. Diez años después, aquellas reformas siguen dando resultados y no solo en España. Los países que destacan junto a nosotros en el ranking de The Economist son Irlanda, Grecia e Italia; todos fueron obligados por Europa a hacer ajustes y reformas durante la crisis de la deuda. Veremos si dentro de 10 años no estaremos lamentando esta borrachera de gasto público que Sánchez se está corriendo a cuenta de la permisividad de Bruselas.
Hace unos días Angela Merkel estuvo en España presentando sus memorias. Elogió la valentía de Rajoy durante la crisis, lo que viene a desmontar todos los tópicos sobre su supuesta indolencia jaleados desde un sector de opinadores y asumidos sin rechistar por los demás. El problema de la derecha nunca estuvo en la cachaza de Rajoy ni el carácter adusto de Aznar o en la moderación de Feijóo, sino en la demagogia de los aprendices que brujo a quienes les da lo mismo Vox que Ciudadanos si se trata de debilitar al Partido Popular para manejarlo a su antojo. Tampoco es verdad que el famoso Congreso de Valencia provocara la salida del PP de los liberales y los conservadores; lo que en realidad ocurrió es que Rajoy ganó todas las elecciones nacionales que se celebraron después aquel congreso, como ahora sucede con Feijóo.
La derecha española, liderada históricamente por el Partido Popular, tiene una espléndida hoja de servicios de la que presumir y un poder extraordinario cuando la tolerancia permite convivir en armonía a sus distintas familias. Desde luego es incomparablemente mejor que la del PSOE aunque convendría que lo supiera por sí misma sin necesidad de que se lo tengan que venir a explicar desde fuera.