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HorizonteRamón Pérez-Maura

¿Sabe usted quién es Fernando Sampedro?

Un secretario de Estado desaparecido es el escenario ideal para Napoleonchu, aunque una de mis fuentes en el Ministerio me jura que lo vio un día por allí

Actualizada 01:30

¿Sabe usted quién es Fernando Mariano Sampedro Marcos? Ayer hice esta pregunta en un almuerzo en el que estaban un antiguo alto funcionario del Estado, el exdirector de uno de los grandes despachos de abogados de Madrid y dos empresarios. Nadie lo sabía. Pregunté después en el periódico. Ídem de ídem. Así que no se sorprenda usted de no saber que hoy hace un año que Fernando Sampedro entró a formar parte del Gobierno de España como secretario de Estado para la Unión Europea. ¿Qué méritos tenía para ocupar el cargo? El ser miembro del PSOE en Bélgica y ocupar una posición ínfima dentro de la Presidencia de la Comisión Europea. Se le vendió como alguien del equipo de Ursula von der Leyen. Pero es como lo del sucedido del tipo de un pueblo del Bierzo del que todo el mundo comentaba en su localidad natal que trabaja en el Banco Mundial en Washington. Y era cierto. Lo que no aclaraban era que su empleo era como portero del edificio.

De ahí saltó Sampedro el año pasado al cargo de secretario de Estado. Un ascenso meteórico. Y como no debe ser nada tonto, midió la horma del zapato de su promotor, Napoleonchu, y logró que este le permitiese residir de forma permanente en Bruselas, donde ya tenía su domicilio. Un miembro del Gobierno de España que no vive en España. Teniendo un Gobierno tan transparente como el que disfrutamos, me gustaría saber si el señor Sampedro paga sus impuestos en España o en Bélgica. Supongo que es un dato que el Gobierno no puede ocultar. Y si, como parece, pasa más de la mitad del año en Bélgica, ¿los paga allí? ¿O estafa al Gobierno belga y por razones políticas los paga en España?

Pero Sampedro es muy cómodo para Napoleonchu porque él quiere ser la cara única del Ministerio. No permite hablar ni a los embajadores ni a los secretarios de Estado. Recuerden que cuando se murió la Reina de Inglaterra no permitió hacer una declaración a los medios españoles al embajador en Londres. Y cuando el director del Cervantes en Londres hizo unas declaraciones le cayó la del pulpo. Así que un secretario de Estado desaparecido es el escenario ideal para Napoleonchu, aunque una de mis fuentes en el Ministerio me jura que lo vio un día por allí. Y así, Sampedro se está convirtiendo en un secretario de Estado menguante, desaparecido en combate, un alto cargo evanescente, perfectamente prescindible.

Una persona que conoce esa secretaria de Estado mejor que nadie me decía ayer que la presencia de Sampedro en ese cargo «es lamentable. Lo que sabe de la UE es porque pasaba por allí. Miembro del PSOE en Bélgica apareció por Bruselas de ayudante de algún parlamentario socialista español. Albares pidió a Von der Leyen que lo metiera en su Gabinete donde pasó un tiempo sirviendo cafés, porque no se le conoce haber ejercido función alguna ni gestión ni papel de la mínima importancia hasta 2023 en que fue nombrado secretario de Estado de Unión Europea. Durante la Presidencia estuvo desaparecido. No le conoce nadie en Bruselas y tampoco en Madrid, ya que pidió y obtuvo residir en Bruselas. Ha ocupado el mejor despacho de la Representación Permanente (embajada de España ante la UE) y trabaja desde allí viniendo a Madrid de vez en cuando. En el Comité de Representantes Permanentes nadie sabe quién es. Prefiero no seguir. No hay palabras.»

¿Es normal que un altísimo cargo del Ministerio de Asuntos Exteriores no viva en España? Un secretario de Estado es miembro del Gobierno en el sentido más amplio. Y no puedo demostrarlo, pero en razón del cargo que ocupa este Sampedro es el que está dando la batalla por convertir el catalán y el vascuence en idiomas oficiales de la UE. Dado su brillante currículo ya puede esperar Puigdemont tumbado a la bartola.

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