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Aire libreIgnacio Sánchez Cámara

Alemania es diferente

En Alemania, el Partido Comunista, con excelente criterio, es ilegal. En España, su sucedáneo posmoderno gobierna en coalición. Entre nosotros, el comunismo no solo no es ilegal; es que gobierna

Actualizada 01:30

El desorden intelectual y moral de Occidente es profundo. El político es superficial y derivado. El caos se impone, pero no por igual en todas partes. Si Alemania está mal, España está mucho peor. Permanezcamos hoy en la superficie política y enumeremos algunas diferencias fundamentales entre las situaciones de ambos países.

La democracia cristiana (CDU), ganadora de las elecciones, pacta una «gran coalición» con el Partido socialdemócrata para aislar a Alternativa para Alemania, calificada como extrema derecha. Ignoro si una coalición semejante sea una cosa en sí misma buena, y dudo que los «cordones sanitarios» sean pertinentes más allá de los hospitales. Otra cosa es que un partido pueda y deba determinar con quién no va a pactar en ningún caso. Pero, en situaciones críticas, es bueno que la democracia cristiana y la socialdemocracia gobiernen en coalición. Aquí, aunque la emergencia es mayor, sería imposible porque el socialismo español no es una socialdemocracia sino el partido de Largo Caballero y traza su «cordón sanitario» alrededor del PP.

En Alemania, el Partido Comunista, con excelente criterio, es ilegal. En España, su sucedáneo posmoderno gobierna en coalición. Entre nosotros, el comunismo no solo no es ilegal; es que gobierna. Tampoco sería posible un Gobierno alemán apoyado en los votos de los herederos de la Baader Meinhof. En España, sí.

En Alemania, no existe un problema independentista, pero, si lo hubiera, ni la CDU ni el SPD sustentarían su gobierno en ellos. En España, el PSOE sí lo hace. El separatismo pone gobiernos y, si hiciera falta, los quita. Pobre poder el de Pedro Sánchez. Un rehén nunca es poderoso.

El Gobierno bracea en el fango de la corrupción, cosa que no sucedió en la socialdemocracia alemana a pesar de su batacazo electoral. No hace falta enumerar los casos. Baste citar uno: el fiscal general del Estado es imputado por el Tribunal Supremo. Y sigue. Y son bulos. Y es la extrema derecha.

En Alemania, aíslan a la ultraderecha (si es que verdaderamente lo es). En España, el PSOE prefiere un Frente Popular a la «gran coalición». El separatismo xenófobo, el comunismo y los herederos de la ETA no necesitan ser aislados. Es la «gran coalición» de la vergüenza. Es verdad que tienen la memoria del muro de Berlín y las atrocidades del comunismo. Aquí las hemos padecido, pero parece que las hemos olvidado. Entre Felipe González y Largo Caballero, Sánchez no tiene duda: Largo Caballero.

El Frente Popular es algo que no existe en Europa, salvo en un caso: España. No cabe duda de que estamos en el futuro, en la vanguardia de la historia. Toda Europa nos mira con admiración. Bueno, la verdad es que apenas se enteran de lo que sucede aquí. El PP tampoco ayuda mucho.

Vox es hoy mucho más el problema que la solución. Al PP solo le aporta el hecho de que, como en la mayor parte de Europa, hay una extrema derecha a su derecha. Pero de poco le sirve porque la propaganda gubernamental ya se encarga de sostener que son lo mismo. Así las cosas, por el mismo precio, podrían aliarse. Y para el Gobierno, Vox es una bendición. Y más aún, teniendo en cuenta su evolución reciente. El único servicio que Vox podría rendir hoy a España es apoyar al PP para acabar con la infamia. No creo que lo haga. Parece aborrecer más al PP que a Sánchez. Allá ellos.

La distinción entre la derecha y la izquierda es cada vez menos útil porque se tergiversa, porque se miente. En realidad, no creo que, en general, la llamada extrema derecha sea derecha. Por ejemplo, Alternativa para Alemania. Y lo que es más interesante, no creo que el Partido nacionalsocialista fuera de extrema derecha. Era socialista y nacionalista. Pensar que el nazismo consistía en llevar al extremo el conservadurismo, la democracia cristiana o el liberalismo es una falsedad. El totalitarismo es de izquierdas. En cualquier caso, el problema de España no es geométrico, sino moral. Cuestión de higiene política.

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