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HorizonteRamón Pérez-Maura

Cuando a los españoles nos suicidan

Ursula von der Leyen se ha apresurado a decir a los chinos que Sánchez no puede hablar en nombre de los europeos. Fijar postura así es algo muy inusual. Pero hasta el más tonto entiende que ir a fotografiarte con los chinos en plena batalla con los norteamericanos, implica alinearte en el lado equivocado

Actualizada 10:35

Sólo uno puede suicidarse. Pero todos los españoles tenemos un Gobierno que está cometiendo un acto de suicidio. Y como estos representantes nuestros lo están haciendo en nuestro nombre, lo cierto es que, aunque sea imposible, a los españoles nos «está suicidando» Sánchez en Pekín hoy mismo.

Hace falta tener visión de la jugada para plantarse en China a buscar acuerdos con la tiranía que gobierna ese antiguo imperio justo cuando Washington y Pekín están en una escalada en la guerra de aranceles que puede llegar hasta el infinito y más allá, antes de que todo se derrumbe. Yo sigo creyendo que Trump se equivoca catastróficamente, pero la vía para sobrevivir no es apostar a ver quién micciona más lejos, sino intentar identificar un punto de encuentro. Los bodegueros españoles, por poner un ejemplo, saben que nuestros vinos tienen en Estados Unidos un arancel del 4 por ciento, mientras que los vinos estadounidenses tienen por aquí un arancel del 14 por ciento. ¿Cuál es nuestra propuesta extremadamente sensata? Que el arancel sea del 0 por ciento en ambos mercados. Sinceramente, no creo que haya mejor alternativa.

En medio de este disparate y en lugar de dedicarse a forjar este tipo de acuerdos, Sánchez está a ver qué hay de lo suyo. Como bien ha explicado en El Debate Jordi Benítez, hay muchos indicios de que Sánchez se ha ido a Pekín por tercera vez en dos años para, de la mano de José Luis Rodríguez Zapatero, la mano que mueve la rueda, a buscarse un futuro laboral allí. Tanto ver a Xi Jinping a él ya lo llaman Xi Sanchín. Zapatero sabe que no puede ordeñar la vaca venezolana mucho más, así que se ha buscado ganado nuevo. Y China es el objetivo perfecto. Su riqueza no se deriva tanto de sus recursos naturales, como era el caso en la asolada Venezuela, sino que lo es el generar todo tipo de productos a muy bajo coste. El régimen comunista chino, carente de ninguna libertad política, es hoy el capitalismo más salvaje del mundo con notables aranceles para todo tipo de importaciones.

Con toda probabilidad, Sánchez sabe que sus opciones de vivir en España tras dejar el país hecho un erial, son ínfimas. Y su viaje a Pekín tiene algo de pedigüeño para sí mismo, presentándose como un estadista europeo. Pero, que no pase inadvertido el aviso de la «tan amiga» presidente de la Comisión Europea que todo el mundo presenta como uña y carne con Sánchez. Ursula von der Leyen, se ha apresurado a decir a los chinos que Sánchez no puede hablar en nombre de los europeos. Fijar postura así es algo muy inusual. Pero hasta el más tonto entiende que ir a fotografiarte con los chinos en plena batalla con los norteamericanos, implica alinearte en el lado equivocado, si no directamente suicidarte.

Pero allá nos llevan. Intentando hacernos creer que nos llevamos por delante a los Estados Unidos. Hace falta ser prepotentes e ignorantes. Tampoco es extraño que ambas características vayan juntas.

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