Del sanchismo al todo por la pa(s)tria

Extraña ver a tanta gente, incluso medios presuntamente bien informados, sorprendidos con el comportamiento de Margarita Robles en el caso del cese de la directora del CNI.

Siendo juez de carrera que presume de independiente, resulta curioso que ejerciera cargos con todos los gobiernos socialistas. Su cargo de MINISDEF y el contacto con los Ejércitos pueden haberla moderado, pero no olvidemos que fue valedora de aquel Sánchez enfrentado al aparato del PSOE, que traicionó a Javier Fernández y que, tras todo lo ahora acaecido, ha dicho sentirse orgullosa de seguir perteneciendo al Gobierno de Sánchez.

No es distinta a sus compañeros ministros aunque mantenga diferencias con algunos y tenga sentido de Estado. Entusiasta instigadora del Gobierno Frankenstein, siendo juez calló cuando el magistrado de Prada introdujo la artera frase, luego desautorizada por la AN, que hizo triunfar la moción de censura de Sánchez; una ministra/juez que criticó al TC cuando declaró inconstitucional el decreto de aprobación del estado de alarma.

Margarita se ha enfrentado alguna vez a otros miembros del Gobierno e intenta mantener una postura digna dentro del ejecutivo. También defendió a Paz Esteban, cierto, pero salió derrotada y hasta se comió el sapo de que la dejaran sola defendiéndose ante el Congreso, y todo para acabar dando la flexión de nuca. ¿El puesto?¿La nómina? No sé, pero ella es consciente de que su cabeza sigue peligrando. Sánchez no tiene más amigos que el señor que ve tras el espejo al afeitarse y ya ha masacrado a muchos serviles colaboradores. Margarita sabe que, tras la cumbre de la OTAN, puede ser la siguiente y que eso dependerá mucho de los designios del ministro sin cartera, Oriol Junqueras, y su manada.

En este Gobierno nadie es inocente aunque algunos intenten parecerlo. Todos son, como poco, colaboradores necesarios.