Cartas al director
Don Adolfo Suárez Illana: un caballero
Don Adolfo anunció, el pasado martes, su retirada de la actividad política, y la renuncia de su acta de diputado y secretario cuarto de la mesa del Congreso. Como ha indicado este SEÑOR –en mayúsculas– vuelve a la presidencia de la Fundación Concordia y Libertad, para retomar sus obligaciones profesionales y familiares. Ya han aparecido «palmeros del mitómano» que, en La Sexta, para mí la secta, en su subvencionado programa El Intermedio rebuznó: «Esperemos que la carrera del Sr. Suárez –para mí en mayúsculas SEÑOR– fuera de la política sea más relevante que dentro». Qué ignorante. El «filo palmero a las subvenciones», Wyoming, su nombre verdadero y lo oculta: Miguel Monzón Navarro, incluso apostilló: «Seguro que con su apellido se le abrirán muchas puertas», y dio ladridos de referencia al filo etarra Bildu. Escuché esta mañana en Cope a Luis del Val, que en una conversación privada con el Sr. Suárez este le indicó: «Luis, cambian mis tareas, no mis convicciones ni mi compromiso. Con ellas desde fuera también se puede fomentar la concordia y, en mi caso, creo que más que desde dentro». Qué diferencia entre los diputados con formación profesional, política, y lo más importante, con valores humanos con la no formación ni política, ni profesional y sin valores humanos que ocupan los escaños o espacios en las cadenas subvencionadas. Su único C.V. es ser filopalmeros del mitómano y filoetarras. Amo mi España, pero me duele esta España… y que Dios nos coja confesados.
P.D.: Wyoming, el palmero sin apellido, creo que estuvo en los tribunales por dar a su padre trabajo. Y hasta aquí puedo escribir.