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Cartas al director

Les niñes

Eficiencia, palabra desconocida por la ministra-cajera, es la premisa de la economía del lenguaje, la cual contraviene el lenguaje inclusivo que pretende no dejar a nadie atrás, pero que complica enormemente la comunicación, fin último de cualquier lengua. Si hubiera prestado más atención en clase de Latín, sabría que la actual forma masculina no predomina por discriminación de la mujer, sino por la coincidencia de los acusativos latinos de masculinos y neutros en los sustantivos, adjetivos y pronombres que produjo su amalgama en las lenguas romances, es por ello que el masculino adquiere el significado de género no marcado. Además, si para visibilizar a la mujer y al género no binario lleváramos a cabo lo propuesto en algunas guías inclusivas, sencilla y llanamente, ni podríamos hablar ni entender los escritos. Estamos confundiendo a la población. El lenguaje se basa en la economía, no en la redundancia, y en la efectividad. Los sustantivos masculinos genéricos incluyen en plena equidad a ambos sexos. Utilizar «les niñes», para incluir la diversidad sexual, es, por tanto, innecesario, además, de ajeno a la morfología de nuestro idioma. Igualmente, no debieran preocuparse, dado que los usos idiomáticos es lo más democrático, señora ministra. La norma acepta la variación siempre que sea viable y pertinente, que no es el caso. Los propios hablantes por razones obvias no pueden llegar a asumir esa moda pasajera, ideológica y nada necesaria para un correcto y eficaz uso idiomático. En definitiva, el código usado debe permitir una adecuada comunicación, no entorpecerla.

Juan Romero

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