Juramentos y promesas

La legislación impone compromisos a los funcionarios mediante jura o promesa. A los militares: «¿Juráis o prometéis por vuestra conciencia y honor cumplir fielmente vuestras obligaciones militares, guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado, obedecer y respetar al Rey y a vuestros jefes, no abandonarlos nunca y si preciso fuera, entregar vuestra vida en defensa de España?»; y a los civiles: «¿Juráis o prometéis por vuestra conciencia y honor cumplir fielmente las obligaciones del cargo (el que corresponda) con lealtad al Rey, y guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado?».

Nótese que la exigencia respecto al Rey y a la Constitución es prácticamente la misma en ambos casos, cambiando obediencia y respeto por lealtad en el caso del Rey, sin embargo, respecto a la Constitución se les exige no sólo guardar, sino hacer guardar, es decir un papel activo en su defensa.

Resulta llamativo que, a los diputados, que confeccionan las leyes, sólo se les pida que en la primera sesión del Pleno prometan o juren acatar la Constitución, sin precisar el modo de hacerlo, (ni se les pide «lealtad al Rey» ni «hacer guardar la Constitución») por lo que en algunos casos asistimos a verdaderas mamarrachadas en ese acto.