Independentismo excluyente

Yo, como (casi) todos, ama o ha amado a su madre más que a cualquier cosa en el mundo. Pero amar a mi madre no implica odiar a las demás madres: al contrario; por el hecho de haber sentido y vivido el amor de mi madre me ha llevado a valorar a todas las madres que he conocido... y a las que no he conocido, también.

Con mi patria pasa algo parecido: si el amor que le tengo a mi país (que me ha dado una tierra que poseer, un idioma con el que entenderme con los demás, una historia de la que aprender, un futuro que construir y una idiosincrasia diferenciadora) me lleva a 'odiar' al país vecino (o al pueblo de al lado) es que ese (supuesto) amor no es tal, sino algo enfermizo, patológico, digno de consulta psiquiátrica y precursor de un conflicto armado.

El independentismo que sufrimos en esta España nuestra tiene esos síntomas... Es para hacérselo mirar.

Para acabar, en el referéndum que se reclama, ¿me van a consultar a mí, como hijo de catalán que soy, aunque viva en Madrid, o le van a preguntar a los andaluces que viven en Cataluña? Porque, entonces, no es una consulta identitaria, sino un acto puramente administrativo.