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Cartas al director

Un país de locos

Bueno, disculpas a los pobladores españoles; con el título solo quería referirme a los gobernantes; el resto del pueblo entrarían en ese calificativo solamente los que compartan el desatino del gobierno, bien por simpatía personal, bien por haber sido engañados por fray Mentiras y los suyos.

Hemos sufrido la transformación de nuestro Congreso de los Diputados en una Torre de Babel, totalmente innecesaria, y justificada solamente por las locuras del Presidente sin escrúpulos, dispuesto siempre al «¡sí, Bwana!» a los colegas y amiguetes independentistas, terroristas, golpistas y ultracomunistas, con la única y exclusiva intención de que le den el poder contra la voluntad de los españoles y contra toda razón y fundamento.

El «caprichito» de D. Inútil, para arrastrarse mejor a sus cómplices del Parlamento, nos cuesta a ti, a mí y al resto de españoles, la friolera de 100 euros la hora de cada traductor que nos pase al castellano las necedades de los cómplices que nos están humillando a todos; a ello añadir pantallas para subtítulos, antenas de radiofrecuencia, etc. Si dividimos el lenguaje, estamos más cerca de dividir España y a Sánchez le importa un bledo que esto ocurra, a el sólo le importa tener poder, acaparar instituciones y no consentir que «nadie le tosa»; pues él es el jefe de un gobierno que legisla de la mano de los delincuentes y contra el pueblo. Tampoco le importa que sigamos avanzando en la degradación moral y en la ruina de nuestro Estado. Lo único que quiere es «EL PODER» y eliminará todo lo que suponga un obstáculo para obtenerlo.

Pablo D. Escolar

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