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Cartas al director

Con dieciséis puedo...

El otro día fui al supermercado con mi madre y me ocurrió una anécdota digna de mención, que refleja la decadencia de las medidas del Gobierno español. Estaba en el pasillo y había una señora vestida de cocinera que ofrecía bombones Lindor. Yo quería uno, y mi madre me dijo que se lo pidiese mientras ella iba a coger un producto. Ya sola, le pregunté a la señora si me concedía el placer de consumir uno de sus deliciosos bombones. Ella me miró de reojo y me dijo que era menor de edad. Mi madre, que estaba al lado, le preguntó que por qué no podía comerme un bombón sin que ella estuviera delante, ya que tenía quince años y ya era y sigo siendo lo suficientemente madura para saber que si soy alérgica o tengo diabetes no puedo comerme un bombón y tengo que decirlo. Al final mi madre le dijo a la señora: «Autorizo que se coma un bombón». Al final me lo comí. Ya he cumplido dieciséis años; y sigo siendo menor de edad. Con dieciséis, ya puedo abortar sin consultar a mis padres. Abortar es quitar la vida a un ser humano que no ha nacido todavía.Con dieciséis puedo hacerlo sin permiso y puedo formar parte de un genocidio, puedo «abortar»; abortar misión, abortar la misión de un ser humano, cuya misión es vivir y ser feliz, y yo me convierto en la dueña de su vida. Con dieciséis, puedo cambiarme de sexo libremente, y puedo denunciar a mis padres si no me dejan hacerlo. Todo esto puedo hacerlo, todas estas barbaridades siendo menor de edad, sin embargo, no puedo comer nada si mi madre no está delante de mí.

Victoria de Cárdenas Caruana

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