Cartas al director
Reconocimiento a las residencias
Supongo que cada uno lo cuenta cómo le va. Mi experiencia personal con las residencias públicas de ancianos durante la Covid fue de sentido reconocimiento. Implicación personal y colectiva, que cobró valor en momentos de zozobra: incertidumbre, desinformación, politización del abordaje, carencia de recursos… Unos tuvieron la fortuna de afrontar la etapa desde las residencias públicas, a las que aspirábamos la mayoría. Fundamentalmente, a fin de abaratar el enorme gravamen económico en las privadas. A mí me tocó abordar el trasiego residencial durante. La misma implicación, la misma incertidumbre en las nuevas circunstancias. Siempre compromiso generalizado. Así que, desde el respeto a quienes les tocó el peor desenlace en aquellas circunstancias, trato sin más de abrir los ojos desde otra forma de mirar. No puedo evitar tampoco, que desde el derecho a la réplica, desde la libertad de opción, me cruce por la cabeza el hecho de que haya no obstante quien trate de encontrar reparación de aquella tragedia, económica se entiende, en la que en general se obró como se pudo. El encierro a todos, supongo que les brindó incluso la posibilidad de recuperar a sus familiares a fin de integrarlos en sus hogares. Lo que tampoco hicieron, siempre dando por seguro, además, que muchos tampoco pudieron.