11-M, 20 años después

Aquel día me levanté y vi a mi madre en el salón presenciando unas terribles imágenes: se habían cometido atentados en estaciones de tren de Madrid. Por lo pronto, pensé que su autora era ETA, y así nos lo comunicaron los medios durante el día. El entonces ministro del Interior, Ángel Acebes (PP) hizo una declaración institucional en la que corroboraba mis sospechas y las de muchos compatriotas. Las imágenes me causaban horror y mucho miedo, ya que ETA no había asesinado hasta ahora a tantas personas de una vez. Contabilizando hora tras hora, se supo que habían muerto 192-193 usuarios de tren de las estaciones de Atocha y El Pozo del Tío Raimundo... Fue entonces cuando mis sospechas se decantaron por el terrorismo islamista. Y así fue. La autoría de los atentados fue reivindicada por Al Qaeda, liderada por Osama Bin Laden. «Hemos matado en el corazón de Europa», fueron más o menos los términos del comunicado.

Conozco a una superviviente de aquella tragedia, la cual sufre síndrome de estrés postraumático a día de hoy, 20 años después de la masacre. Hablo con ella en las redes sociales y no menciona demasiado su experiencia excepto con sus terapeutas.

Conozco un solo caso y puedo imaginar cómo se sentirán los demás supervivientes y sus familias. La democracia, la humanidad, la justicia y el bien prevalecerán frente a abyectos crímenes como éstos. El dolor y el sufrimiento han arraigado en las víctimas y sus familias y han de vivir con ellos. Pero no es menos cierto que pueden vivir con quienes les escuchemos atentamente. Es la mejor ayuda que podemos ofrecerles. Su memoria siempre será indeleble.