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Cartas al director

De prostíbulos y otros negocios

Tras unas reñidas (y van varias) manifestaciones del 8-M, divididas entre los partidarios de abolir la prostitución y los que pretenden legalizarla, ahora resulta que la inteligencia artificial puede dar con la solución. Economistas y sociólogos aseguran que la evolución de la inteligencia artificial podría proporcionar alternativas económicas viables que permitan a las personas dejar esta industria y encontrar medios de subsistencia más dignos y seguros. Suponiendo que quien ejerce la prostitución lo haga por necesidad, claro. Se ve que la trata de blancas o mujeres explotadas y/o maltratadas para ejercerla no correrán esa suerte.

Hablando de prostitución, uno que intentó justificar ser un usuario recurrente de la misma fue el filósofo Jean-Paul Sartre, simpatizante socialista y marxista. Al parecer, dijo aquello de que «en la prostitución, la víctima se convierte en cómplice». Esta debió de ser la frase de cabecera (la única) del tal Koldo, quien ha demostrado ser un aprendiz muy aplicado de Sartre. Al mismo tiempo que en nuestro país fallecían miles de compatriotas, Koldo utilizaba el enorme poder que le confirió ser portero en un prostíbulo para irse de lupanar en lupanar con algunos amiguetes, pagando en efectivo con las mordidas inmorales provenientes de la venta de mascarillas fake.

No es un hecho aislado. También han compartido la misma afición otros camaradas suyos, como los implicados en la trama de los ERE o como el «tito Berni», ese diputado socialista que regó prostíbulos de media España con drogas y alcohol para extorsionar a empresarios. Según Dolores Delgado, ésta sería la definición de un éxito garantizado.

Puedo estar equivocado, pero dejar la defensa feminista en manos de esta gente me parece, incluso, hasta arriesgado.

Luis Asenjo Pérez

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