¿Por qué Sánchez me hizo dejar de votar al PSOE?

Soy de izquierda sosegada, liberal-progresista, socialdemócrata, además de regionalista catalán. Voté a Zapatero en las elecciones generales y a CiU en mi comunidad autónoma.

Pues bien, desde la «podemización» rampante que ha sufrido el PSOE de Pedro Sánchez, sumado a la cólera separatista de Junts y Carles Puigdemont, admito que he terminado profundamente hastiado tanto de los socialistas como de los independentistas.

Me declaro liberal-progresista, porque creo en el progreso, en la tolerancia y en la moderación, y no al revés. Mi denominación ideológica, el nombre que utilizo para referirme a mi manera de pensar, es lo de menos, porque lo que me importa es que se cumplan sus atributos; y en esta España, que tanto me duele, sucede lo contrario: el pueblo le da mayor importancia a la etiqueta «partitocrática» que a que sus valores auténticos tengan efecto.

Y por esto último, precisamente, he dejado de confiar en quienes se hacen llamar de izquierda; porque no representan, ni por asomo, esa idea que albergo de progreso, tolerancia y moderación.

Como emprendedor cosmopolita de Barcelona que soy, he de puntualizar que estoy verdaderamente decepcionado con cómo han arruinado a la Cataluña moderna, a la Cataluña global, a la Cataluña artística, a la Cataluña olímpica, a la Cataluña próspera y de vanguardia.

De la mano de Unamuno, digo: «Me duele España».