Cambio de ciclo

Era cuestión de tiempo y solo quienes no querían verlo, fingían no darse cuenta u obedecían lemas e instrucciones, se revolvían como gato panza arriba negando la evidencia. Hogaño, es el tema de conversación por antonomasia; la gente muestra su preocupación durante conversaciones sottovoce pero cuyo clamor va in crescendo. Digamos que es como una presa de la que manan hilillos de agua que poco a poco se agrandan hasta que la fuerza del líquido elemento revienta el muro de contención.

La Unión Europea reconoce sin tapujos, a la vista de la cruda realidad, que el problema de la emigración ilegal, hablemos de forma palmaria, amenaza y sacude sus cimientos. Día a día aumentan los países que exigen un golpe de timón para que sus respectivas naves no zozobren, tampoco el proyecto europeo; no es cuestión de racismo o supremacismo, sino más bien de afrontar una situación que se ha ido de las manos y en la que el buenismo no ha lugar. Ni inacción ni golpes de ciego; la vida nos demuestra que a veces es menester tomar medidas duras e incluso drásticas si queremos solventar una situación delicada y evitar que se enquiste o degenere; es por ello que están sobre la mesa medidas innovadoras, con las luces largas e incluso antiniebla encendidas que huyen de soluciones apocadas y abocadas a un estrepitoso fracaso y a enrarecer aún más el ambiente.

El elefante está en medio de la habitación europea, se mueve y barrita; obviemos la técnica del avestruz, la del niño que se tapa los ojos para no ver al ogro. Luz y taquígrafos.