¿Unos resultados electorales buenos para todos?
Cabe, al menos teóricamente, un acuerdo entre las dos fuerzas políticas para que gobierne en minoría uno u otro con el apoyo explícito del otro, o al menos con su abstención para la investidura. Personalmente he defendido un acuerdo entre la derecha y la izquierda moderadas desde el comienzo de la transición
La conclusión más evidente de los resultados electorales del 23-J es que ha habido un empate total entre las dos fuerzas políticas principales, lo que facilita que todos los partidos estén muy satisfechos de sus resultados, y permite cualquier posible consecuencia en la formación de Gobierno.
Feijoo puede estar contento, pues el PP ha ganado las elecciones, y por alrededor de 250.000 votos más que el PSOE de Pedro Sánchez, una diferencia de un punto porcentual y medio superior, y 14 escaños más que el PSOE. Además ha logrado 47 escaños más que en las últimas elecciones generales de 2019. Sánchez puede estar contento porque como quería, ha remontado su resultado de las recientes elecciones autonómicas y locales de hace dos meses, está casi igualado al PP y además ha obtenido 2 escaños más que en 2019, mejorando todas las expectativas de los sondeos preelectorales.
El empate se mantiene algo favorable a la derecha, cuando se comparan los resultados de las dos fuerzas políticas de la derecha y de la izquierda. La suma del PP y Vox ha logrado 400.000 votos más, un punto y medio porcentual más sobre el total de votos escrutados, y 16 escaños más que la suma del PSOE y Sumar.
Pero ninguna de estas dos posibles coaliciones podría proporcionar una mayoría suficiente en el Congreso de los Diputados para formar gobierno. Por tanto sería necesario ampliar las coaliciones con más partidos de los que han obtenido escaños.
Desde el primer momento el PP ha señalado que solicitarían la ayuda de Coalición Canaria y Unión del Pueblo Navarro, que les añadirían 2 escaños más, hasta un total de 171. Por eso, inmediatamente han anunciado que intentarían negociar con el PNV, que aportaría 5 escaños más hasta sumar 176, justo los necesarios para lograr una mayoría absoluta. Esto está muy bien sobre el papel, pero choca con la realidad, y la realidad dice que Vox nunca permitiría estar en una coalición del tipo que sea con el PNV, y viceversa. Aparte de ese escollo, parece evidente que Vox exigiría alguna compensación para apoyar una presidencia del PP, una cuestión que sería difícil después de una campaña electoral en la que el PP no ha desperdiciado ocasión de afirmar que nunca pactaría con Vox.
La otra posible coalición ampliada parece, pero solo parece, algo más factible. En efecto, el PSOE, además de pactar con Sumar, podría intentar repetir los apoyos de estos cuatro últimos años. Ello implicaría sumar, a los 153 escaños que sumaría con Sumar, los 7 de ERC y los 6 de EH Bildu, que proporcionarían un total de 166 escaños. Suponiendo que contara igualmente con el apoyo del PNV, como en la anterior legislativa, eso sumaría 171 escaños, e incluso sumando el del BNG daría un total de 172 escaños, por lo que necesitaría el apoyo de Junts per Catalunya, que con sus 7 escaños elevaría el total a 179. Esta coalición proporcionaría una mayoría absoluta, pero como se ve, necesitaría ofrecer al PNV algo más que lo que podría ofrecerle el PP, como antes se ha dicho. Y lo que es más problemático, lograr los 7 escaños de Junts per Catalunya, que ya ha anunciado que pedirá a cambió el referéndum de independencia de Cataluña.
Los hipotéticos pactos precedentes son ambos posibles, pero ambos tienen también obstáculos importantes casi insalvables. No parece fácil que el PP logre el apoyo simultáneo de Vox y PNV. Y tampoco parece fácil para el PSOE lograr el apoyo simultáneo de PNV y EH Bildu, o el apoyo de Junts per Catalunya debido al alto precio que exigirán. Eso sin contar con la dificultad adicional de recibir el apoyo simultáneo de ERC y JxCat.
¿Significa todo lo anterior que al no poder obtener una mayoría suficiente para gobernar, ninguna de las posibles coaliciones del PP o del PSOE, estaríamos abocados a unas nuevas elecciones legislativas antes de final del año 2023? No parece un futuro muy deseable, unas terceras elecciones importantes en un mismo año.
Pero cabe, al menos teóricamente, una alternativa aún más difícil que las anteriores, un acuerdo entre las dos fuerzas políticas para que gobierne en minoría uno u otro con el apoyo explícito del otro, o al menos con su abstención para la investidura. Personalmente he defendido un acuerdo entre la derecha y la izquierda moderadas desde el comienzo de la transición, y sobre todo a partir de las elecciones de 1993, para evitar que fuesen las minorías nacionalistas las que al apoyar a una u otra opción, condicionasen la política nacional. Lo que sucede es que, en estos momentos, los partidos y el electorado están más polarizados que entonces. No cabe duda, sin embargo, que si el PSOE aceptase dejar gobernar en solitario al PP, basándose en que ha sido el partido más votado, el PP se ahorraría gobernar con Vox, aunque no es descartable que tuviese que aceptar no desmontar el «sanchismo», como ha prometido durante toda la campaña electoral, lo que le podría acarrear protestas internas y de su electorado.
A la inversa, si fuese el PP quien permitiese al PSOE gobernar en solitario, basándose en que de esa forma no tendría que pagar los altos precios de los partidos nacionalistas, es también otra posibilidad. Evidentemente, un gobierno del PSOE en solitario se ahorraría tener que complacer a la ultra izquierda de Sumar y a las peticiones continuas de nacionalistas y herederos del terrorismo de ETA.
En consecuencia, el gobierno en solitario del PP o del PSOE implicaría una reducción de la polarización, una vuelta al bipartidismo de los orígenes de la transición, y a unas políticas acordadas en las grandes cuestiones de Estado, evitando además convocar unas nuevas elecciones. ¿Tomará la iniciativa elegante del «pase Vd. primero» el PP o el PSOE? Lo que es bastante seguro es que el electorado seguro que respiraría aliviado, y mayoritariamente lo celebraría. Y posiblemente se trasladaría a Cataluña y al País Vasco la confrontación entre dos partidos que luchan por el mismo espacio electoral en cada una de esas dos comunidades, y que en estas elecciones han tenido también resultados casi idénticos, igual que ha ocurrido en el nivel nacional entre PP y PSOE.
- Juan Díez Nicolás es académico de número de la Real de Ciencias Morales y Políticas