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en primera líneaGonzalo Cabello de los Cobos Narváez

Mercedes Milá y su maravilloso repaso histórico

Pocas veces en la televisión podemos ver en prime time un revolcón tan conciso y contundente

Actualizada 01:30

El pasado viernes por la noche no tenía mucho que hacer en casa. Mi mujer y yo estábamos buscando algo que ver en la tele cuando nos topamos de refilón con el nuevo programa de TVE El mejor de la historia.

No es un formato muy complicado. Consiste en seleccionar de una larga lista de personas al personaje de la historia de España que, bajo unos criterios establecidos por el programa (genialidad, legado, liderazgo, valentía, empatía y humanidad) haya sido según la opinión de los votantes el más influyente para nuestro país. Lo que yo vi fue la primera entrega de un total de cinco programas. Me imagino que al final se votará al finalista de finalistas y, por fin, todos sabremos quién es para TVE el mejor de la historia.

El espacio, dirigido por Silvia Intxaurrondo que, al igual que yo en estos artículos, daba su opinión de forma constante, lo aderezaba una mesa, como no, de comentaristas «expertos»: Santiago Segura, Mercedes Milá, José Manuel García-Margallo y Luz Sánchez-Mellado. Pues bien, no se pueden imaginar ustedes el bochorno que sentí durante toda la noche. Y no, no fue porque el programa en sí fuera malo.

Desde el comienzo Mercedes Milá intentó desesperadamente llamar la atención. Su performance narcisista fue tan insistente y patética que podía notarse perfectamente la incomodidad de sus compañeros de mesa y, me imagino, del público en general. Y es que la señora Milá no se dejó literalmente ni un solo argumento populista bajo la mesa para defender sus ideas o la falta de ellas. Los sacó todos y además lo hizo ostentando esa ordinariez tan característica de las personas que, habiendo tenido una vida y educación privilegiadas, cometen la torpeza de hacer creer a los demás que han tenido menos suerte de la que en realidad han tenido. Sin conseguirlo obviamente.

ilustracion mercedes mila

Lu Tolstova

El circo de Milá comenzó pronto. Primero, como no, se quejó de la poca paridad que había en los personajes históricos elegidos por los votantes. Un dato curioso si tenemos en cuenta que ella misma estaba seleccionada en la lista de mujeres más influyentes… Un poco más tarde, cuando se estaba hablando sobre Agustina de Aragón, la presentadora preguntó si este personaje histórico podría compararse con alguna mujer de la actualidad. Y mientras que sus compañeros de mesa, sanamente cautelosos, no se atrevieron a lanzar un parecido sin antes reflexionar un mínimo, Mercedes Milá no esperó ni un segundo para lanzarse de cabeza a la piscina.

¿Y a que no saben quién es para Milá la Agustina de Aragón de la actualidad? Espero que no les sorprenda demasiado saber que es, por supuesto, Jenni Hermoso.

Lo dijo muy segura de sí misma esperando la aclamación masiva de las personas allí reunidas. Pero lo que no tuvo en cuenta es que, gracias a Dios, el público no es estúpido y no cae tan fácilmente en sus facilonas redes de la nada. Cuando vio que su estupidez no era secundada por la gente, no le quedó otra que quejarse amargamente y dirigirse directamente al público afeándole la intolerable conducta de permanecer callados ante su genial ocurrencia. Pero claro, en esta vida siempre hay un regidor que acude al rescate de los ineptos. Por eso, tras el sonoro silencio y la bronca de Milá, el público no tuvo más remedio que aplaudir a esta señora para que no se fuese tan humillada a casa.

Pero el colofón de la noche llegó cuando se trató la figura de Hernán Cortés. Al igual que sucedió con Agustina de Aragón, los tertulianos no se atrevieron a opinar sin antes debatir sobre el tema, a excepción, como no, de la lengua veloz de Mercedes Milá.

Ante la pregunta de la presentadora sobre qué le parecía Hernán Cortés, héroe o villano, Milá no lo dudó un instante y se quedó tan ancha contestando un simple: «¿Héroe? Jamás de la vida. Pero si era un asesino impresionante. Villano, villano muy villano». Luego, Santiago Segura, tratando de aportar algo de humor a la respuesta continuó diciendo: «Bueno, imagínate que hubieran votado los aztecas. No estaría ni en la lista…».

Y todo hubiera quedado así, es decir, echando por tierra una vez más la historia de España y sus héroes y comprando sin remilgos y entre chanzas la leyenda negra contra nuestro país, si no hubiera sido porque en la mesa había una persona con el conocimiento y los argumentos suficientes como para dejar callados a todos los tertulianos, incluyendo a la parcial presentadora.

José Manuel García-Margallo, en un alarde de conocimiento profundo de la historia de España, intervino y explicó brevemente y de forma tranquila, como si se tratase de un profesor dando una lección a sus iletrados alumnos, qué es lo que realmente pasó con Hernán Cortés y su conquista de Méjico: «Es un error histórico. Si hubiesen votado los aztecas probablemente, pero si hubiesen votado los totonacas y los tlaxcaltecas lo sacan a hombros. Hernán Cortés llegó con 600 hombres y 16 caballos, conquistó un imperio de 7 millones y el 99 por ciento de sus tropas eran indios que habían estado oprimidos por los aztecas. Fue un genio militar, no solo porque logró derrotar un imperio que tenía 7 millones de habitantes...».

Yo, la verdad, no sabía si aplaudir o llorar. Pocas veces en la televisión podemos ver en prime time un revolcón tan conciso y contundente. Estamos tan acostumbrados a escuchar cómo personas sin conocimiento alguno lanzan osadamente su lengua sobre cualquier tema, que cuando te topas con una persona que sí tiene las herramientas adecuadas para desmontar a los populistas absurdos, te entran ganas casi de saltar de alegría.

Por eso, desde aquí quiero mostrar mi admiración por el señor García-Margallo. Sus argumentos han conseguido callar a Mercedes Milá por un minuto. Y eso es un milagro que dudo que pueda volver a repetirse. Enhorabuena.

  • Gonzalo Cabello de los Cobos es periodista
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