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TribunaJosé Rivela Rivela

Zapatero y Sánchez tienen pesadillas con la sangre de Venezuela

Todos los habitantes de los países democráticos pueden contemplar el Sueño en vídeos que las redes no paran de transmitir. Todo el mundo democrático defiende a Edmundo González y a Maria Corina Machado

Actualizada 01:30

Dedicado a mi buen amigo Plácido Romero Bernardo, con amor, poesía y libertad

Osera (Orense). Aquí soy el Quijote gallego, pues me ha resucitado D.Miguel hace un tiempo; vivo al lado del Monasterio (orden del Císter), también conocido como el Escorial gallego. Me llevo bien con las personas del pueblo y también puedo ver y hablar con los muertos. Por las noches siento una inquietud creciente, pues parece que los muertos se han enfadado, porque los están cambiando de lugar y prefieren estar tranquilos.

Por aquí anda Cervantes, que fue un esclavo, y ahora es un hombre libre porque vive en el reino de los muertos. Nos dice que puede ver a Zapatero y a Sánchez soñando, porque si se acompañan con personajes como Maduro, solo pueden tener pesadillas. Sueñan que bajan por una colina. El sendero serpentea entre árboles y cruza la espesura. Van descalzos. Sienten frío y avanzan sujetándose a las ramas para no resbalar. El lodo se les mete entre los dedos de los pies, separándoselos.

El triunfo de la muerte

El triunfo de la muerteEl Bosco

En un claro aparece un cementerio que se llama Venezuela y la luna inunda el espacio en una claridad fantasmal proyectando sombras negras y nítidas. Zapatero se detiene y mira a Sánchez. El horror, el terror que sienten… Les parece que estos sentimientos seguirán creciendo hasta que su cuerpo reviente por efecto de la presión internacional (todas las democracias del mundo están en contra de su amigo Maduro). Zapatero sonríe con sus labios ensangrentados enseñando los dientes, y su sano color bronceado adquiere a la luz de la luna el tono marfileño del cadaver que va a ser amortajado.

Zapatero levantó el brazo señalando. Sánchez siguió con la mirada la dirección que le indicaba y lanzó un gemido. Sus ojos se dilataron y se apretó los labios con los nudillos. Sintió algo frío en la cara y se dio cuenta de que estaba llorando de terror.

Se despertaron.

Todos los habitantes de los países democráticos pueden contemplar el Sueño en vídeos que las redes no paran de transmitir. Todo el mundo democrático defiende a Edmundo González y a Maria Corina Machado.

También anda por aquí mi buen amigo Plácido Romero Bernardo, que se ha incorporado hace poco, pues ha cruzado el río Estigia y ha entrado en el Hades. Ahora está haciendo un trabajo de videoarte que se basa en «El triunfo de la muerte» de El Bosco, que también anda por aquí.

Se oye un eco de voces: «solo el 12 por ciento de los españoles apoya la debilidad del Gobierno contra Nicolás Maduro. El 77 por ciento de los españoles exige endurecer el tono contra el dictador venezolano».

Gran Silencio.

En el escenario aparece Maria Corina y grita para que se oiga bien: ¿y, qué es el poder del Dictador sino una máquina que engendra mentiras, que empuja a mentir? Necesito tu presencia, necesito tu voz. Espero. Ven. Levántate. No seas un figurante en una historia que «no es la tuya». Haz oír tu voz. Maduro tiene que dejar el poder, la gran mayoría de venezolanos no lo quiere.

Supongo que el lector ya habrá observado que Zapatero y Sánchez continúan en la pesadilla, a pesar de su aire afable. No se andan con ceremonias.

Se oye un eco de voces de SALF: Lo que jamás os han contado del chiringuito europeo; la misma UE que quiebra y destroza el campo, ganadería e industria española, hace millonarios a sus políticos; los mismos que han cobrado en silencio hasta ahora…..

Como es de todos sabido, en el mundo hay muchas cosas que la naturaleza ha hecho sin pararse a pensar demasiado; desechando instrumentos de precisión como limas, punzones u otros, se limita a desbastarlas a hachazos. Toma impulso y ¡zas!: una nariz. Da un segundo golpe y emergen los labios. Un enorme taladro le perfora dos agujeros a modo de ojos. Y así, sin pulir su obra, la lanza al mundo, diciendo: ¡Vive! Maduro tiene esta misma fisonomía impactante y asombrosamente cosida. Mantiene la cabeza más gacha que erguida, no gira jamás el cuello, y esa rigidez hace que muy pocas veces mire a la persona con quien habla, clavando los ojos por lo general en las esquinas. Zapatero cuando está con Maduro lo mira por el rabillo del ojo. Ése es el afable y traidor Zapatero.

Se oyen las voces de SALF: ¡Que Zapatero se pronuncie sobre Maduro! Que alguien no diga jamás que algo no puede hacerse porque no se haya conseguido nunca. Vamos a destrozar la partitocracia española y recuperar todos juntos la libertad y prosperidad que nos han quitado.

Tal vez algunos de los que me leen o escuchen no conozcan los nombres que llevo un rato pronunciando, tal vez los hayan olvidado ya o no los hayan oído nunca, pero es precisamente por eso por lo que quiero pronunciarlos: porque hay asesinos cuyo nombre no se asocia con los asesinatos que han cometido, hay asesinos que se libran de la vergüenza gracias al anonimato o gracias al olvido. Me da miedo porque sé que el mundo actúa de noche y en la sombra. Me resisto a que sean olvidados. Quiero que se les conozca ahora y para siempre en todas partes, en Laos, en Siberia y en China, en el Congo, en Venezuela y en España, en todas partes a través de los océanos, en el interior de todos los continentes, más allá de todas las fronteras….

(Continuará)

  • José Rivela Rivela es profesor de artes en el IES de Celanova (Orense)
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