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04 de julio de 2024

Jesús Sanz, arzobispo de Oviedo

Jesús Sanz, arzobispo de OviedoEvelio Jiménez

Sanz confirma que el móvil inmobiliario fue el detonante en Belorado

El arzobispo de Oviedo lamenta «el enrocamiento rencoroso e irracional» de la ex abadesa del monasterio burgalés

El origen de la actitud de las ex monjas clarisas de Belorado (Burgos) hay que encontrarlo en un asunto mundano: la prohibición por parte de El Vaticano de vender varias propiedades de la comunidad monástica. Era algo que ya se sabía y que ahora ha confirmado el arzobispo de Burgos, monseñor Jesús Sanz, en su carta semanal publicada el sábado y que lleva por título «Belorado. Una dolorosa historia».

El prelado –que pertenece a la orden franciscana, igual que las ex clarisas– recibió un archivo de audio de las ex religiosas al inicio de la crisis «que rezumaba dolor» en el que se referían a los «desencuentros varios de la abadesa con algunos obispos con ocasión de una venta de edificios que la Santa Sede no autorizó». A juicio de monseñor Sanz, esta prohibición se hizo «con buen criterio, ante la sospecha fundada de trufa financiera como tantas veces ha ocurrido con tiburones aprovechados de la buena fe de almas cándidas que desconocen los trasiegos de la avaricia codiciosa más mundana». Esto habría provocado en las entonces religiosas «la desconfianza resentida que empaña la mirada y tergiversa la verdad, y empuja al enrocamiento rencoroso e irracional que se aísla».

En ese momento habrían entrado en escena Pablo de Rojas y José Ceacero, de la Pía Unión de San Pablo Apóstol, «la mala compañía de quien proyectaba sobre ellas sus delirios de grandeza, su trucada posición y el inconfesable interés por pingües beneficios que ellos jamás trabajaron ni sudaron», denuncia monseñor Sanz.

«Estas queridas hermanas»

El arzobispo de Oviedo señala que «conozco y aprecio desde hace muchos años» a las que llama «estas queridas hermanas». «Como franciscano y teólogo, después también como obispo, he estado muchas veces en el monasterio de Belorado», explica. «Lo he visto renacer y crecer de modo admirable, viendo llegar a numerosas jóvenes que dilataban la comunidad con sus vidas sencillas, cultas, alegres, como verdaderas hijas de Santa Clara. Les he dado ejercicios espirituales, cursos de teología, jornadas de espiritualidad, retiros», prosigue. «Por eso experimento la extrañeza de esta deriva, preguntándome cómo han podido llegar a tanto tan equivocadamente», plantea.

Monseñor Jesús Sanz reconoce a continuación que «es verdad que hay motivos de preocupación razonable en estos momentos de confusión a tantos niveles» pero, a su juicio, la solución «no es la escapada fugitiva, sino la fidelidad confiada en Dios y el amor a la verdadera Iglesia». «Les he pedido que recapaciten, abandonando ínfulas y restañando las heridas», prosigue, aunque admite que, hasta el momento, no ha habido «respuesta a mi ofrecimiento varias veces expresado». «El arzobispo de Burgos tiene las manos tendidas para que se efectúe el regreso de esta demencial fuga, y así lo deseamos quienes queremos de veras a estas hermanas», concluye el arzobispo de Oviedo.

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