La ruta 60: la «autopista bíblica» de la herencia compartida entre cristianos y judíos en Tierra Santa
El Camino de los Patriarcas atraviesa Nablus y Hebrón, lugar de sepultura de Abraham; la tumba de Raquel, Belén y otros puntos clave de la geografía local para las religiones judeocristianas, como Silo
doscientos treinta y cinco kilómetros recorren Israel y Palestina de norte a sur, desde Nazaret hasta Beerseba. La ruta 60, el nombre de la carretera que une las dos ciudades, es también conocida como el Camino de los Patriarcas, y a lo largo de su recorrido han sucedido innumerables eventos bíblicos.
La «autopista bíblica» recorre territorios fronterizos entre Judea y Samaria (Cisjordania) en su mayor parte, aunque empieza y acaba en territorio israelí. Allí, Beerseba se alza como una de las ciudades más antiguas del país, cuya historia de fundación se remonta a los tiempos de Abraham.
El Camino de los Patriarcas atraviesa Nablus y Hebrón, lugar de sepultura de Abraham; la tumba de Raquel, Belén y otros puntos clave de la geografía local para las religiones judeocristianas, como Silo, que ahora es un sitio arqueológico, pero antes de Jerusalén fue el epicentro de la vida espiritual del judaísmo.
Aunque en el presente el territorio es zona de conflicto entre las fuerzas palestinas e israelíes, su pasado nos traslada la herencia compartida entre cristianos y judíos. La ruta 60 fue recorrida en su momento por el ya citado Abraham, pero también Jacob, José y David. Hay quien afirma que por allí se movió igualmente el propio Jesucristo.
El antiguo camino es el objeto de un documental titulado La autopista bíblica protagonizado por Mike Pompeo, ex secretario de Estado de Estados Unidos, y David Friedman, embajador de EE.UU. en Israel con el presidente Trump. El dúo diplomático ha recorrido el Camino de los Patriarcas durante cuatro días y en su trayecto han visitado Betel, Silo y el altar de Josué.
Uno de los puntos que más ha llamado su atención fue descubrir el camino que conecta el baño ritual con el templo, en la Ciudad Vieja de Jerusalén, donde los peregrinos se lavaban antes de acceder a suelo sagrado. La tradición afirma que fue construido en el año 30 por Poncio Pilato y que Cristo lo recorrió. «Puedes imaginarte a Jesús predicando», afirma Friedman.
Algunos de los lugares que Pompeo y Friedman han podido ver en primera persona están en realidad cerrados a los turistas. Por ejemplo, el altar de Josué, para el que se requiere autorización militar. Para ellos, los lugares recorridos por la carretera 60 no son solo hitos históricos o religiosos, sino el testimonio vivo de la herencia compartida entre judíos y cristianos.