El éxito de la Hora Santa de Torre del Mar (Málaga): 300 fieles y jóvenes rezando frente al mar
La exposición del Santísimo ha estado acompañada de velas y canciones de Hakuna y otros grupos cristianos, mientras que de fondo se oía el murmullo de las olas
El tedio del verano ya había invadido las calles de Torre del Mar cuando tres amigos decidieron llevar lo que tanto les gustaba a la gente de este pequeño pueblo malagueño. Cada semana de agosto, Marina, Luisma y Ana han organizado en el Club Náutico, del que son socios, una Hora Santa a la que han invitado a todos los vecinos.
A través de sus redes sociales con carteles en el centro y en la parroquia han dado a conocer esta iniciativa de oración frente al mar. Para su sorpresa, son muchas las personas que se han acercado hasta el lugar para pasar un momento frente al Santísimo. Según cuenta Marina, una de las organizadoras, los tres están acostumbrados a acudir a Horas Santas de forma semanal y porque fuese verano no querían dejar de hacerlo.
La exposición del Santísimo ha estado acompañada de velas y canciones de Hakuna y otros grupos cristianos, mientras que de fondo se oía el murmullo de las olas. Decidieron improvisar el altar dentro del Club Náutico porque les parecía una «zona segura», donde se iba a poder mantener el silencio sin interrupciones de ningún tipo y todo el mundo podría escuchar la banda sonora de la Hora Santa.
El primero de estos encuentros fue convocado el pasado 8 de agosto y ya desde el lugar donde lo organizaron tuvo una buena acogida. «El club se prestó a ayudar con la logística, con las mesas y las sillas», cuenta Marina. En aquella ocasión, tuvieron 150 asistentes. Para la siguiente semana subieron a unas 300 personas. «Nos sorprendió mucho porque hacía mucho viento y jugaba el Madrid», comenta entre risas la organizadora.
Esa fue la ocasión que más fieles acudieron a la Hora Santa, aunque para la tercera no sobraron sillas tampoco. Alrededor de 250 personas se congregaron en el club para orar. Este martes 27 de agosto se ha celebrado la última del verano, pero esperan retomar la iniciativa para el próximo periodo estival.
Son muchos también quienes se han acercado cada semana a los tres organizadores para agradecerles el haberse puesto manos a la obra. Marina recuerda el caso concreto de una amiga de su madre, que atraviesa un momento personal complicado. En una de las Horas Santas, en la que no funcionaba la megafonía y todo parecía salir mal, esta conocida se le acercó a contarle lo mucho que le estaban ayudando esos momentos de oración para superar lo que estaba pasando.
No obstante, ninguno de los tres quiere llevarse ningún mérito. En palabras de Marina: «El que ayuda y está ahí es Dios, el que habla y consuela. Nosotros somos solamente una mano». Igual que se lo han trasladado a ella, a la organizadora le gustaría dar las gracias a todos los sacerdotes que han ido a confesar y a asistir a todos los participantes, al igual que al coro que se ha encargado de hacer de la velada un rato de profunda devoción.