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Marcelino Oreja Elósegui fue el gerente de El Debate en los años 20

Marcelino Oreja Elósegui fue el gerente de «El Debate» en los años 20

El carlismo tiene sus santos (y un nuevo libro recoge sus biografías)

Medio centenar de hombres y mujeres que se identificaron con el tradicionalismo están camino a los altares, y algunos han sido canonizados ya

Algunos provenían de familias aristócratas; otros eran hijos de labriegos y de gentes del campo. Unos poseían expedientes académicos brillantes, mientras que otros pocos apenas sabían leer y escribir. Los había de todas las edades: ancianos, por un lado, y los que acababan de cruzar el umbral de la mayoría de edad. Fueron martirizados estos; el resto murió en circunstancias normales tras llevar una vida santa. La mayoría de ellos eran vascos, catalanes, navarros y valencianos, es decir, de aquellas regiones donde había arraigado con más fuerza el carlismo.

Y es que ese era el rasgo que les unía a todos ellos: profesaban el tradicionalismo y, por ende, vivían una profunda vida de fe católica. Un libro recoge ahora sus biografías: Carlistas en los altares. Apuntes biográficos, elaborado por Javier Urcelay Alonso (Madrid 1954), autor de diversos libros de investigación histórica y sobre cuestiones de doctrina social.

Entre el medio centenar de nombres que recoge la obra, algunos son muy conocidos como, por ejemplo:

  • Beata María Rafols (1781-1853), fundadora de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana.
  • Santa Joaquina de Vedruna (1783-1854), que quedó viuda con 33 años y se hizo cargo de sus 10 hijos hasta que, tiempo después, fundó las Hermanas Carmelitas de la Caridad.
  • Santa María Micaela del Santísimo Sacramento (1809-1865), vizcondesa de Jorbalán, fundadora de las Adoratrices, que destacó por su cuidado de prostitutas que habían contraído enfermedades venéreas y las ayudaba a abandonar la prostitución.
  • Beato Francisco Palau y Quer (1811-1872): Carmelita, fundó la congregación de las Carmelitas Misioneras Teresianas.
  • San José Manyanet (1833-1901): Tuvo que trabajar desde niño para poder pagar sus estudios. Fundó los Hijos de la Sagrada Familia.
  • San Ezequiel Moreno (1848-1906): Agustino recoleto, fue misionero en Filipinas y Colombia, donde fue nombrado obispo de la diócesis de Pasto. En su testamento dejó escrita una de sus frases más célebres: «El liberalismo es pecado».
  • Beato Manuel Domingo y Sol (1836-1909): Fundador de la Hermandad de Sacerdotes Operarios.

Javier Urcelay lamenta en la introducción de su libro que «demasiadas veces haya querido disimularse la condición de carlistas» de muchos de los nombres que ha recogido, tanto «por sus hagiógrafos o incluso hermanos de religión, en el caso de algunas congregaciones religiosas». «Es este un hecho llamativo y no casual, porque se repite en muchos casos: la mutilación de una faceta al que el biografiado hubiera concedido indudable importancia, pues pertenecía al terreno de sus ideales», subraya el autor.

Pero no todos los que aparecen en el listado que ha elaborado Urcelay son religiosos; la mayoría, de hecho, son seglares. Es el caso del siervo de Dios Marcelino Oreja Elósegui (1891-1934), padre del político y diplomático Marcelino Oreja Aguirre, que nació pocos meses después de que su progenitor fuese asesinado. Efectivamente, durante la huelga revolucionaria de octubre de 1934, impulsada por el PSOE y la UGT, el empresario y político fue detenido en Mondragón y le descerrajaron varios tiros. El escritor Josep Pla le definió como un «patrono modelo» y un «empresario saturado de sentido humano». Ingeniero de Caminos y licenciado en Derecho, fue miembro de la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) y marchó, por indicación de Ángel Herrera Oria, a la universidad de Columbia (Estados Unidos) para conocer la organización administrativa de los grandes diarios de Boston y Nueva York. Cuando regresó al cabo de dos años, Herrera le nombró gerente de El Debate.

El hermano que se cambió por otro

El beato Pablo Meléndez Gonzalo nació en Valencia en 1876 y fue asesinado en el mismo lugar en 1936. Poco después de iniciada la contienda, los milicianos fueron a buscarle a su casa, y preguntaron también por su hijo mayor, Pablo. Ocurrió entonces algo sorprendente: otro de sus hijos, Alberto, se hizo pasar por su hermano mayor —que estaba casado y tenía dos hijos pequeños— para que se lo llevaran a él. Y eso hicieron: él y su padre fueron llevados a la cárcel Modelo de Valencia, y durante el tiempo que estuvieron ahí, Alberto pidió a los prisioneros a los que conocía que le llamasen Pablo, para salvaguardar a su hermano. En Nochebuena de ese año, padre e hijo fueron sacados de la cárcel y asesinados junto a un camino. Con acierto, a Alberto Meléndez se le ha conocido como «el Kolbe español».

Hay muchos más seglares que se encuadraron en el carlismo y que se encuentran camino a los altares. Es el caso de los beatos Josefina Moscardó, Mariano Mullerat, Amalia Abad o Marino Blanes, y de los siervos de Dios Guillermo Magro, Jesús Requejo, su hermano Antonio Requejo o Trinidad Barrilero.

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