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Matteo Salvini Italia

El vicepresidente y ministro de Infraestructura y transportes italiano, Matteo SalviniAFP

El Debate en Bruselas

Matteo Salvini, vicepresidente italiano, premio a la defensa de los valores cristianos en Europa

El galardón Hunyadi fue otorgado por primera vez en Bruselas en 2024 por el primer ministro Viktor Orbán al eurodiputado Ryszard Antoni Legutko

En un contexto político en el que los valores europeos tradicionales son cada vez más cuestionados o reemplazados por otros de carácter más pragmático y funcional, el reconocimiento de personalidades que defienden la libertad, la cooperación entre naciones y la continuidad de los valores y principios que han gestado nuestro continente, se vuelve fundamental. Es en este escenario donde se sitúa el premio internacional Hunyadi Janós de la Foundation for a Civic Hungary, fundación política del partido Fidesz.

Este galardón fue otorgado por primera vez en Bruselas en 2024 por el primer ministro Viktor Orbán al eurodiputado Ryszard Antoni Legutko, destacando la labor intelectual, jurídica y política del profesor polaco-húngaro en línea con los valores europeos recordados en el premio.

Este año Orbán ha vuelto a presidir la 2ª edición del premio Hunyadi Janós haciendo la laudatio y entregando el premio al italiano Matteo Salvini, actual vicepresidente y ministro de infraestructura y transporte del gobierno de Italia.

Acompañando al homenajeado han asistido Jordan Bardella, Marine Le Pen, eurodiputados representantes de Grecia (Afroditi Latino-poulou), Dinamarca (Morten Messzerschmidt), y Chequia (Petr Macinka y Filip Turek), así como políticos nacionales de Letonia (Ainarzs Slesers), Polonia (Krystof Bosak) y Bélgica (Tom Van Grieken), presentes entre otros.

Un galardón con gran simbolismo

El hecho de que este premio se entregue en Bruselas es también simbólicamente relevante. La capital europea representa el núcleo de las decisiones comunitarias, y que un galardón destacando los valores que han definido a Europa hasta hoy sea otorgado aquí, refuerza la necesidad de afrontar un debate sobre los principios y la dirección que debe tomar la UE en temas de cooperación, desarrollo y autonomía políticas entre sus estados miembros.

El Premio Hunyadi no es solo un reconocimiento simbólico, sino que también es política y culturalmente significativo. Visibilizar el trabajo de personas que se han comprometido activamente en la defensa de la tradición europea y de sus valores, así como del cristianismo, en un momento donde muchas instituciones europeas se enfrentan a tensiones ideológicas, desafíos estructurales, y se esconden sus raíces cristianas, este premio ayuda a reforzar el compromiso con esos valores que han definido el continente que dio origen a lo que hoy conocemos como civilización occidental. Es un reconocimiento a nuestras raíces culturales, religiosas y políticas: a la democracia ateniense, al derecho romano y al Cristianismo. Un premio que conmemora con honor ese origen, algo que faltaba en la vida política de la actual UE.

Orbán ha explicado la necesidad de este premio, diciendo que «el pueblo que no conoce su origen, se juega su pervivencia, pues ignorándolo, difícilmente puede preservarlo y defenderlo».

Salvini, sujetando el premio

Salvini, sujetando el premioX

Entender Europa

El premio supone además un reconocimiento a la trayectoria personal y al esfuerzo político de quienes resisten a las presiones externas que buscan redefinir el sentido de lo que significa ser europeo. En este sentido, Legutko y Salvini muestran que hay otras formas de entender Europa frente a las tendencias que priorizan la funcionalidad y el pragmatismo políticos sobre la esencia histórica y cultural del continente.

En sus palabras de agradecimiento Salvini ha comenzado felicitando a los padres allí presentes por el día de san José, y se ha alineado con quienes buscan una política del «buen senso», de la paz internacional, de la seguridad de las familias y de los hogares, frente a la inmigración ilegal clandestina, permitida masivamente desde Bruselas. Este premio, finalizaba Salvini, ofrece una ocasión de confianza y esperanza en mi compromiso político por tratar de dejar un mundo mejor a nuestros hijos, un compromiso por una Europa de cooperación respetuosa con el derecho a la vida y a la identidad cultural de cada estado miembro, tan típica de este continente.

Un momento de la ceremonia incluyó la participación del grupo musical Virtuosos, compuesto en esta ocasión por jóvenes talentos de Italia y Hungría. Vivaldi, Listz y Chopin fueron interpretados mostrando que la identidad europea no es enemiga, sino transmisora de unidad y belleza a través del nuestro común acervo de arte y cultura compartidos.

El evento no apareció agendado en el calendario parlamentario, sin embargo, no dejó de mostrar una parte de ese debate que se quiere silenciar –más allá del espacio institucional– sobre la necesidad de encontrar un equilibrio y una tolerancia que legitime la cooperación y el respeto a las soberanías, además de exponer públicamente el papel que tienen la historia y la cultura en la construcción de un futuro común europeo desde los fundamentos que han dado forma a la civilización occidental.

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