
Liturgia de las Horas, en el Monasterio de Silos
Qué es la Liturgia de las Horas (y por qué la rezan cada vez más laicos)
También llamada Oficio Divino, la Liturgia de las Horas es la oración oficial de la Iglesia católica para «santificar cada momento del día». Un modo de oración cada vez más frecuente entre los laicos, y que puede rezarse incluso desde el móvil
En los monasterios, en las parroquias, en las familias y en muchos laicos repartidos por el mundo, hay una misma melodía que, desde hace siglos, sube hacia el cielo y acompasa la vida cristiana. Es la Liturgia de las Horas, también llamada Oficio Divino, la oración con que la Iglesia santifica las distintas horas del día.
De hecho, en no pocos noviciados y seminarios es frecuente que se explique este modo de oración eclesial con una imagen muy gráfica: gracias a los diferentes usos horarios repartidos por el mundo, si cada vez que alguien reza la Liturgia de las Horas encendiese una luz, el globo terráqueo estaría luciendo las 24 horas del día, los 365 días del año.
De origen judío, a ejemplo de Jesús
Aunque su origen se remonta a la tradición judía de rezar con los Salmos, la Iglesia fue implantándola de forma progresiva a partir del ejemplo del propio Jesucristo, de quien sabemos por los Evangelios que «se retiraba a orar» en determinados momentos del día.
Durante la Edad Media, con el nacimiento de las órdenes religiosas monacales, la Liturgia se sistematiza y comienzan a aparecer los «breviarios» que han llegado a nuestros días: los libros litúrgicos donde se recogen estas breves oraciones, separadas por bloques, con abundantes tiras de tela a modo de marcapáginas, y cuyo uso no resulta especialmente intuitivo.Obligatorio para clérigos, recomendado para laicos
Actualmente, el Catecismo enseña que la Liturgia de las Horas es «la oración pública de la Iglesia» que «está llamada a ser la oración común de todo el Pueblo de Dios», y que responde a la recomendación hecha por san Pablo en su carta a los Tesalonicenses, de «orar sin cesar». Un modo de oración «en la cual los fieles (clérigos, religiosos y laicos) ejercen el sacerdocio real de los bautizados», matiza.
El Código de Derecho Canónico, en su punto 276, recuerda que los sacerdotes, diáconos y consagrados «están obligados a recitar íntegramente la Liturgia de las Horas», aunque el Catecismo, citando la constitución Sacrosantum Concilium del Vaticano II, matiza que «se recomienda también vivamente a los fieles laicos que recen el Oficio divino, bien con los sacerdotes o reunidos entre sí, e incluso solos».
¿Qué se reza en la Liturgia de las Horas?
Pero, ¿qué se reza exactamente en esta oración? El Oficio está compuesto por distintos momentos u «horas canónicas»: Laudes (al amanecer), tres momentos de Hora Intermedia (Tercia, a media mañana; Sexta; a mediodía; y Nona, a media tarde), Vísperas (al anochecer) y Completas (antes de dormir), además del Oficio de Lecturas, que puede rezarse en cualquier momento del día.
Cada una de estas partes incluye himnos, pequeñas lecturas bíblicas y de los padres de la Iglesia, antífonas, oraciones, meditaciones y, sobre todo, el rezo con los Salmos, en un ciclo que permite recorrer toda la Escritura a lo largo del Año Litúrgico. De hecho, esta importancia de los Salmos (los mismos textos con los que rezaba Jesús) fue explicada por Benedicto XVI en 2011, al señalar que «quien reza con los Salmos, reza con las palabras que Dios nos ha dado, que Él mismo nos quiere hacer escuchar, acoger y pronunciar».
Oración milenaria desde el móvil
Aunque durante siglos la Liturgia de las Horas ha sido una práctica casi exclusiva de la vida monacal, hoy la Iglesia anima a todos los fieles a redescubrir su riqueza y cada vez son más los laicos que acuden a ella, sobre todo en el rezo de Laudes y Completas.
De forma especial durante los tiempos litúrgicos fuertes, como la Cuaresma, muchos seglares descargan aplicaciones gratuitas como Liturgia de las Horas CEE, creada por la Conferencia Episcopal Española; la veterana iBreviary (con más de un millón de descargas), o Eprex Saints, la app más usada en lengua española, para rezar desde el móvil. Porque, como decía el beato Carlos de Foucauld, «cuanto más se reza, más se ama, y cuanto más se ama, más se quiere rezar».