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3. La vestimenta de los sacerdotes En los días de Cuaresma, una de las pistas que encontrarás para recordarte que estás en este tiempo, es por ejemplo el color con el que viste el sacerdote o está decorada la iglesia. El morado es el color predominante durante esta época, igual que en Adviento, y hace referencia al luto y a la penitencia. 4. Algunos cambios en las celebraciones eucarísticas El Miércoles de Ceniza da comienzo al tiempo de Cuaresma. Esta época del año son concretamente los 40 días previos a la celebración de la Pascua. También es un tiempo litúrgico propio, es decir, distinto al tiempo ordinario que se vive en la Iglesia y con unas características particulares. En la Santa Misa se suprimen los cantos de alabanza del "Aleluya" y del "Gloria", a la espera de la celebración de la Pascua de Resurrección. 5. La limosna La limosna es fruto de la misericordia. En Cuaresma se debe dejar de pensar en uno mismo, para saber amar y dar a los demás. Por esto, el camino hacia Cristo implica un caminar hacia el más necesitado. Un cristiano tiende su mano para ayudar y la ofrece para servir y compartir. Dios quiere que la limosna sea fruto del amor, un verdadero compartir, no sólo dar lo que te sobra. Para ello, hay que ser humilde y ver a Jesús en el pobre. 6. La Cruz La Cruz es el símbolo del cristiano, que nos enseña cuál es nuestra auténtica vocación como seres humanos. No es solo dolor, también salvación y victoria: es el signo del amor más grande. El signo de la cruz nos compromete a vivir un amor entregado hasta el fin, como el de Cristo. Dios quiere que todo cristiano sepa llevar la cruz cada día, y con ello, aceptar los dolores y fracasos que se pongan en el camino. Y, además, se debe unir siempre la cruz de uno mismo a la de Cristo. 7. La Ceniza Con la imposición de las cenizas, se inicia una estación espiritual particularmente relevante para todo cristiano que quiera prepararse dignamente para la vivir el Misterio Pascual, es decir, la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor Jesús. La Iglesia lo ha conservado como signo de la actitud del corazón penitente que cada bautizado está llamado a asumir en el itinerario cuaresmal. Se debe ayudar a los fieles, que acuden en gran número a recibir la Ceniza, a que capten el significado interior que tiene este gesto, que abre a la conversión y al esfuerzo de la renovación pascual. Pero es, sobre todo, una llamada a poner el fundamento de nuestra existencia, no en nosotros mismos, sino en Cristo. 8. La oración El camino de la oración es vida del alma y una necesidad permanente. Sin ella es imposible convertirse a Dios, permanecer en unión con Él, en esa comunión que nos hace madurar espiritualmente. En el tiempo cuaresmal se intensifica la escucha de la Palabra y la relación dialogal con Dios. El Señor Jesús nos ha enseñado a orar ante todo orando Él mismo: “y pasó la noche orando”; otro día, como escribe San Mateo, “subió a un monte apartado para orar y, llegada la noche, estaba allí sólo”. Sólo una vez, cuando le preguntaron los apóstoles: “Señor, enséñanos a orar”, les dio el contenido más sencillo y más profundo de su oración: el Padrenuestro. Por eso, Dios quiere que la oración sea íntima y auténtica. 9. Los días son más largos Cuando entramos en el tiempo de Cuaresma se empiezan a notar que los días son más largos, por lo que la primavera ya se deja entrever. Así se deja atrás el invierno para dar la bienvenida a una nueva estación. Poco a poco, se cuenta con más horas de sol y los días se alargan. 10. Las cocinas españolas El potaje de vigilia o Cuaresma se ha convertido en los últimos años en un plato de cuchara que no puede faltar en las mesas de las familias españolas el Viernes Santo. Un plato de legumbres que a diferencia de los más habituales en nuestro territorio, se toma con bacalao en lugar de con carne por lo que es apta para cumplir con los preceptos religiosos que piden que no se coma carne en esta época del año.

El tiempo de Cuaresma está asociado a la conversión y a la reconciliación .Cathopic

Cómo vivir la Cuaresma desde la Liturgia de la Iglesia

Este período está asociado especialmente a la conversión y a la reconciliación con Dios y con los hermanos

La Iglesia ha comenzado la Cuaresma, como tiempo que precede y dispone a la celebración de la Pascua. Este período está asociado especialmente a la conversión y a la reconciliación con Dios y con los hermanos. Para esto la Iglesia ha ofrecido siempre tres medios evangélicos: la oración, el ayuno y la limosna (Cf. Mt 6, 1-6. 16-18), tal y como se nos hace presente de modo especial en el Evangelio de Miércoles de Ceniza, el día penitencial por excelencia, que, junto con el Viernes Santo, es día de ayuno y abstinencia. Pero, además de la fuerte llamada a la conversión y a la reconciliación, hay dos dimensiones que no podemos pasar por alto: la escucha de la Palabra de Dios y la memoria del Bautismo.

Actitud del corazón

El rito de la imposición de las cenizas tiene su origen en los antiguos ritos con los que los pecadores convertidos se sometían a la penitencia canónica. Este gesto tiene el sentido de reconocer la propia fragilidad y mortalidad, que necesita ser redimida por la misericordia de Dios. Más allá de ser un gesto meramente externo, la Iglesia lo ha conservado como signo de la actitud del corazón penitente que cada bautizado está llamado a asumir en el itinerario cuaresmal (Cf. Directorio sobre la piedad popular y la liturgia, 125).

La Iglesia nos invita a realizar este itinerario viviendo de una manera más profunda la celebración de los sacramentos, especialmente la Eucaristía y la Penitencia. En la Misa, las lecturas de los domingos tercero, cuarto y quinto de Cuaresma de este año hacen especial referencia al Bautismo, a través de tres temas íntimamente unidos a este sacramento: el agua, al que se refiere el Evangelio del diálogo entre Jesús y la samaritana (tercer domingo); la luz, presente en el episodio de la curación del ciego de nacimiento (cuarto domingo); y la vida, a través del pasaje de la resurrección de Lázaro (quinto domingo). Así pues, mediante estos signos —agua, luz y vida—, Jesucristo aparece no solo como protagonista, sino también como maestro que nos guía en el camino de la vida cristiana. Pero también las lecturas de la celebración de la Eucaristía de los días laborables abordan interesantes temas, que pueden ser de gran ayuda para una catequesis cuaresmal y una auténtica vivencia espiritual de la Cuaresma.

¿Qué podemos hacer?

  • Acercarse en este tiempo al sacramento de la Penitencia para poder participar con el alma purificada en la Semana Santa.

  • Escuchar con mayor atención la Palabra de Dios que se nos propone para este tiempo.

  • Realizar ejercicios piadosos que respondan al carácter del tiempo de Cuaresma, como es el vía crucis.

Celebraciones

  • Utilizar el órgano y los otros instrumentos musicales solo para sostener el canto, como corresponde al carácter penitencial de este tiempo, salvo en las solemnidades, fiestas y el Domingo IV Laetare.

  • No adornar el altar con flores durante este tiempo, excepto en los mismos días en que se pueden utilizar los instrumentos musicales más allá del acompañamiento del canto.
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