En Burkina Faso las niñas cristianas se visten de musulmanas para evitar el secuestro
«Desde los primeros ataques en 2015, la situación de los cristianos para practicar su religión libremente ha cambiado», según testimonio del padre Wenceslao Belem
Las iglesias en Burkina Faso tienen que estar vigiladas para que los cristianos puedan rezar con seguridad. Las enfermeras católicas se disfrazan de musulmanas para poder viajar a los pueblos a tratar a los pacientes. Las niñas cristianas usan velos integrales para ir a la escuela, para no ser secuestradas. Resistir a los yihadistas en Burkina Faso requiere mucho coraje, explica el padre Wenceslao Belem, en un acto organizado por Ayuda a la Iglesia Necesitada España (ACN).
Atacan las escuelas católicas
El sacerdote fue invitado a hablar en una vigilia de oración organizada por ACN España, y compartió historias de un país donde los cristianos viven bajo amenazas constantes, sin libertad, sometidos a una violencia brutal por parte de grupos yihadistas que pretenden imponer el Islam como la única religión, sometiendo paulatinamente a la sociedad a sus normas e imposiciones. «Desde los primeros ataques en 2015, la situación de los cristianos para practicar su religión libremente ha cambiado», señaló el religioso.
Las iglesias tienen que estar custodiadas por policías, militares y voluntarios
«Desde que comenzó el terror, se han cerrado más de 2.000 escuelas. Atacan las escuelas modernas y las convierten en escuelas coránicas; atacan escuelas católicas, matando o secuestrando cristianos, especialmente catequistas, sacerdotes y laicos comprometidos; y quieren obligar a las mujeres a usar velos integrales, independientemente de su religión. Muchas niñas cristianas tienen que usar velos en la escuela para evitar ser marcadas, calumniadas, golpeadas o incluso secuestradas».
Terror yihadista
La amenaza es constante, hasta el punto de que «los domingos y días festivos las iglesias tienen que estar custodiadas por policías, militares o voluntarios para que podamos rezar y celebrar la Santa Misa en paz», explicó el padre Wenceslao. «Los terroristas minan las carreteras que conducen a las aldeas para evitar que nosotros y los militares tengamos acceso. De esa manera pueden seguir aislando a la población y someterlos al hambre o la privación si se niegan a convertirse al Islam», según afirma el padre Wenceslao.
El cincuenta por ciento del territorio de Burkina Faso está ocupado por grupos terroristas, y en muchos otros lugares es muy peligroso visitar los pueblos para brindar apoyo pastoral. «Antes de salir en misiones pastorales rezamos intensamente, recibimos los sacramentos y nos confesamos, por si no volvemos», señaló Belem.
Durante su testimonio, el padre Wenceslao describió un país que ha caído bajo la influencia de un terror yihadista que ya ha cruzado a muchos de los países fronterizos con Burkina Faso, como Mali, Níger y Benin. Alrededor del 60 por ciento de la población de Burkina Faso es musulmana. Los católicos representan menos de la mitad, con alrededor del 19 por ciento, y se han visto impulsados cada vez más a escuchar misa y catequesis por radio, ya que se ha vuelto casi imposible llegar a las iglesias parroquiales.
«En Burkina Faso actualmente tenemos miles de escuelas cerradas, muchas parroquias están inactivas y hay más de 1,7 millones de desplazados internos», agregó. Enfrentar esta amenaza requiere coraje e imaginación, como lo pueden ver las enfermeras que continúan cuidando a las personas que necesitan atención médica y que a menudo se quedan en las aldeas, sin recursos. «Cuando vemos a estas enfermeras católicas encomendándose plenamente a la misericordia de Dios, vistiéndose de musulmanas para cruzar territorio peligroso e infestado de terroristas para salvar vidas y cuidar a los enfermos que no pueden escapar, nos sentimos animados y decimos que es Dios quien salva», dijo el padre Wenceslao durante el evento de ACN.
Crece el número de mártires
El testimonio del sacerdote también estuvo marcado por la historia del padre Jacques Yaro Zerbo, quien fue asesinado el 2 de enero de 2023, cuando conducía a un pueblo para el funeral de un catequista. «Se suponía que viajaría con un feligrés, pero en el último momento decidió ir solo. Fue detenido por terroristas en el camino. Conociéndolo, y sabiendo que su fe no lo dejaría intimidar, lo llevaron a unos metros de la capilla del pueblo, lo balearon y se fueron con su auto. Los cristianos escucharon el ruido y fueron a ver, encontrando el cuerpo del Padre Jacques».
La Iglesia de Burkina Faso cuenta con un número creciente de mártires, muchos de los cuales fueron recordados en la Catedral de la Almudena. «En marzo de 2019, el padre Joel Yougbare, párroco de Djibo, en la diócesis de Dori, fue secuestrado y no hemos sabido nada de él desde entonces. Ese mismo año, en mayo, el padre Simeón Yampa fue asesinado junto con cinco feligreses durante la misa dominical. En 2021 también fue asesinado otro sacerdote, un misionero español, el padre Antonio Cesár Fernandéz. Otros feligreses han sido secuestrados, algunos liberados, otros no». Todos ellos son recordados con cariño, en la certeza de que sus vidas y sacrificios no fueron en vano.
El Kalashnikov de la oración
Durante su testimonio, el padre Wenceslao Belem agradeció a ACN la ayuda que viene brindando a la Iglesia perseguida en su país y aseguró a sus oyentes que los cristianos de Burkina Faso resistirán la violencia y el terrorismo con la única arma que tienen: la oración y el espíritu de paz.
«Gracias a Ayuda a la Iglesia Necesitada, que apoya proyectos resilientes de apoyo alimentario a las víctimas de la violencia religiosa, diálogo islámico-cristiano y formación de sacerdotes para servir mejor al pueblo de Dios, perseguido por su fe. Somos una Iglesia perseguida, pero gracias a ti no somos olvidados. Sabemos que nos apoyas con la oración. ¡Con Dios siempre hay salvación!», dijo.
«Creemos que el mal no tendrá la última palabra. Seguimos, con esperanza, luchando contra el terrorismo con el único 'Kalashnikov' que tenemos, nuestra arma invisible pero muy eficaz: la oración, los sacramentos, la Santa Misa y el Rosario. Morir por amor a Dios y a los demás destruye las raíces de las fuerzas del mal» finalizó el padre Yougbare .