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Embrión humano de nueve semanas

Embrión humano de nueve semanas

¿Cuándo empieza a tener alma un embrión humano?

«No hay sobre este punto una tradición unánime, y los autores están todavía divididos». Para unos, esta infusión acontecería en el primer instante; «para otros, podría ser anterior a la anidación», según el documento de Doctrina de la Fe, La Declaración sobre el Aborto Provocado

El magisterio de la Iglesia no ha cerrado nunca y de un modo definitivo el momento exacto en que se crea el alma (se infunde) en el embrión humano. De hecho, sigue siendo una cuestión abierta al debate.

En cualquier caso, en La Declaración sobre el Aborto Provocado, publicada en 1974 por Doctrina de la Fe se expone lo siguiente:

«Esta declaración deja expresamente a un lado la cuestión del momento de la infusión del alma espiritual. No hay sobre este punto una tradición unánime, y los autores están todavía divididos». Para unos, esta infusión acontecería en el primer instante; «para otros, podría ser anterior a la anidación. No corresponde a la ciencia dilucidarlas, pues la existencia de un alma inmortal no entra dentro de su campo. Se trata de una discusión filosófica de la que nuestra razón moral es independiente».

A partir de este misterio, la Iglesia insiste en que el embrión humano debe ser tratado como si ya tuviera un alma; como una persona desde el momento de la concepción.

Por qué

La creación del alma en cada hombre es una cuestión que ha sido siempre analizada desde los albores de la teología moral. El pensamiento sobre la animación inmediata del alma empezó a ganar fuerza a partir del siglo XVII. San Agustín, por ejemplo, cambia de parecer a lo largo de toda su obra.

Santo Tomás, por su parte, sostenía que la animación humana no sucedía en el primer instante sino en un momento independiente del inicio de la vida. El Aquinate afirmaba que el desarrollo material del embrión lo hacía «apto» para recibir de Dios el alma inmortal.

Las discusiones en torno al misterioso momento continúan a día de hoy en diversos ámbitos, debido a los nuevos conocimientos en embriología y, por tanto, a las nuevas preguntas que suscita el conocimiento científico en el campo médico.

Hay que reconocer que el momento preciso en que el alma es creada en el embrión es asunto de Dios. Esta declaración moral se ciñe, más bien, a los datos científicos que se tienen sobre el inicio de la vida y su desarrollo empírico como ser humano que nace, crece y se extingue.

Hablamos del alma

Para la Iglesia, los embriones humanos son ya seres que son humanos. Son seres completos llamados a madurar a lo largo del tiempo. Su destrucción durante su desarrollo impide al embrión integrarse completamente al mundo de la especie humana. El embrión humano no es un tejido biológico cualquiera: representa el santuario de alguien que ha sido creado para ser y existir como una persona en el mundo.

Por eso, todo embrión humano es único y sagrado, y no debe ser manipulado como un instrumento o una materia inerte con otros fines médicos o farmacéuticos.

El alma que Dios crea para cada ser humano es el principio por el cual esa persona puede llegar al destino al que ha sido llamado: Dios mismo, que llama y alienta la vida desde el principio hasta la eternidad. La persona humana, por lo tanto, aun en su forma más incipiente como un ser humano, aun cuando no sabemos el instante exacto en que se infunde el alma en la carne, debe ser siempre protegida de manera absoluta e incondicional.

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