Tréboles, duendes y santos, símbolos del cristianismo celta que se celebran en san Patricio
La mitología celta perduró en Irlanda gracias al modelo evangelizador de san Patricio y sus sucesores, que consiguieron crear un cristianismo celta, por lo menos hasta el siglo XII
El color verde, los tréboles, las procesiones de san Patricio y santa Brígida, y la música tradicional irlandesa forman parte de su identidad nacional. Alcanza su máximo esplendor en el día de San Patricio, una fiesta en la que se muestra esa mezcla que se creó tras la llegada de los misioneros cristianos a la isla, y que constituyó el cristianismo céltico irlandés. Los monjes preservaron en manuscritos esa identidad previa celta, y en el siglo XIX, el nacionalismo irlandés recuperó el folclore de las famosas hadas, duendes verdes y otras criaturas de la mitología celta como parte de su lucha por la independencia. Esas criaturas que formaban parte de la tradición oral irlandesa pasaron a convertirse en símbolos nacionales gracias a literatos como William Butler Yeats. Más allá del sombrero verde y el trébol ¿Cómo se ha descrito a estos seres a lo largo de la historia?
En los últimos cien años, varios antropólogos, historiadores y literatos han recopilado la información que aparecía en los manuscritos sobre este folclore irlandés para crear diccionarios, libros y categorías de cada uno de ellos. Descubrir los detalles es interesante para entender que el cristianismo que llegó a Irlanda no acabó con el mundo celta precedente, sino que lo reinventó y adaptó, permitiendo que perdurase durante siglos. Una de esas criaturas que se ha mantenido durante siglos en el imaginario colectivo es el de las hadas, que a pesar de lo que se cree, pueden ser tanto masculinas como femeninas, y hay diferentes tipos, según su dedicación principal. Por un lado, están las «hadas amantes» (Leanhaun Shee) que persiguen el amor de los mortales. Si ellos la rechazan, el hada se convierte en su esclava, pero si el hombre acepta se convertirá en esclavo del hada hasta que otro hombre ocupe su lugar. Yeats lo llama «maligno fantasma» por acabar con la vida de los fili, los jóvenes poetas irlandeses de época medieval.
Dentro de los distintos tipos, el erudito alemán Kuno Meyer diferencia en las leyendas celtas a las «hadas solitarias»: son los leprechaun y los Cluricaune (Kloor-a-cawn) o Cluracan, que rehúyen la compañía de otras hadas y de cualquier ser. Dentro de este grupo, los famosos Lepracaun, suelen describirse como «hadas zapateras». Visten de rojo y se dedican a encerrarse en las bodegas y sótanos donde se encuentran los barriles de vino para darse un festín y asustar a los sirvientes desleales que quieren robar el vino45F. Yeats los describe como «pequeños hombrecillos alegres, vestidos de verde y no de rojo, con un mono de granjero, un sombrero verde símbolo de la prosperidad familiar que guardan sus tesoros en cuevas subterráneas». Es, sin duda, el reflejo de una evolución de la literatura folclórica irlandesa que muestra una imagen del «pequeño duendecillo» que llega hasta la actualidad y se representa todos los años como parte del Día de San Patricio.
La imagen general de estos duendes y criaturas del imaginario celta ha ido cambiando desde el siglo XIX a través de los cuentos más tradicionales de William Allngham, poeta y editor de cuentos fantásticos, y los de Lady Wilde, conocida por sus escritos como Ancient Legends of Ireland, y por ser madre de Oscar Wilde. Pero el abanico de hadas y tipo de duendes es bastante amplio, tanto que algunos solo se diferencian por el color de sus vestimentas, y aunque solo sean parte de la leyenda celta, desde hace siglos forma parte de la cultura irlandesa. Bajo los árboles de algunos bosques se pueden encontrar pequeñas maquetas de casas que los niños y las familias realizan para que las hadas puedan vivir en ellas. Al mismo tiempo que a pocos metros se sitúa un cementerio cristiano repleto de cruces celtas, como muestra máxima de esa mezcla que surgió a partir de la llegada de San Patricio a la isla Esmeralda.