El 'boom' de las casas de espiritualidad: «Tenemos un 50 % más de reservas»
Muchas de ellas cuelgan el cartel de «completo» y hay que reservarlas con un año de anticipación
No es fácil encontrar casas de espiritualidad disponibles para hacer un retiro o una convivencia. Lo dicen cada vez más grupos y parroquias consultadas por este diario: «No hay disponibilidad; a veces tienes que reservar con un año de antelación». Y lo confirman las propias casas de espiritualidad: es el caso del centro de espiritualidad San Ignacio, en Salamanca. Según una nota difundida por los jesuitas, su casa salmantina «ha programado el curso 2024-2025 teniendo en cuenta la demanda creciente de personas que desean hacer los ejercicios espirituales en distintas formas y tiempos». «Durante el curso pasado, un 50 % más de personas acudieron para realizar alguna de sus modalidades propuestas: 668 ejercitantes con 5412 pernoctaciones. Estas cifras suponen una media de estancia de 8 días», prosiguen.
¿Cuáles son las causas de este boom de las casas de espiritualidad? Las fuentes consultadas por El Debate señalan tres, principalmente:
- 1. La aparición en los últimos años de movimientos y experiencias espirituales que arrastran a un número creciente de personas. Es el caso de los retiros de Proyecto de Amor Conyugal, de Emaús, de Effetá, Nicodemo, Bartimeo, Yíos, de los Cursos Alpha... Junto a ellos, los grupos «habituales» mantienen sus tradiciones de organizar retiros y convivencias: Camino Neocatecumenal, Cursillos de Cristiandad, focolares, Opus Dei, Schoenstatt, Comunión y Liberación, Regnum Christi, Renovación Carismática... Y, por supuesto, los cientos de congregaciones religiosas, colegios y parroquias que convocan sus propias actividades.
- 2. El cierre de numerosas casas de espiritualidad también ha influido para que, las que se mantienen abiertas, reciban más grupos. La crisis vocacional que atraviesan casi todas las congregaciones religiosas ha provocado que muchas de ellas se hayan visto obligadas a reagrupar a sus comunidades y a clausurar casas.
- 3. Una gestión más profesional. Esa misma crisis vocacional de las congregaciones religiosas ha llevado a que los consagrados confíen en laicos preparados para dirigir sus casas de espiritualidad. De ese modo, muchas de ellas han experimentado una notable mejoría en su gestión eficiente. Esto se nota también en la promoción de los propios centros, que cuentan con páginas web más cuidadas y con perfiles en las redes sociales.
Un problema al que también se enfrentan los organizadores de retiros y convivencias es, en muchas ocasiones, el del tamaño de las casas de espiritualidad. La mayoría de ellas suelen disponer de capacidad para entre 30 y 50 personas. Para numerosos grupos de la Iglesia es suficiente, pero el problema es encontrar alojamientos que superen el centenar de plazas. Muchas de las actividades que organiza el Camino Neocatecumenal o los retiros de Emaús y Effetá de las grandes ciudades españolas suelen rebasar ampliamente esa cifra de asistentes, y no es fácil dar con casas de espiritualidad que dispongan de esa capacidad. Por eso, en ocasiones se ven obligados a contratar hoteles completos para poder alojar a los participantes.