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Fernando Ocáriz, frente a la cúpula de San Pedro

Fernando Ocáriz, prelado del Opus Dei, frente a la cúpula de San PedroOpus Dei

El prelado del Opus Dei asegura que la Obra está «en proceso de sanación»

En unas declaraciones ofrecidas al medio estadounidense The Pillar, Fernando Ocáriz afirma que «la escucha ayudó a aliviar el dolor de quienes pertenecieron a la Obra»

Con el centenario del Opus Dei a la vista, la prelatura se embarca en un proceso de renovación que busca redescubrir su carisma y adaptarse a los desafíos contemporáneos. En este contexto, se han llevado a cabo asambleas regionales en todos los países donde está presente la organización, fomentando la reflexión y el diálogo entre sus miembros, cooperadores y amigos.

Monseñor Fernando Ocáriz, prelado del Opus Dei, explicó en unas declaraciones al medio norteamericano The Pillar que en la Obra «se está llevando a camino de sanación», esencial para responder con efectividad y claridad a la misión de la prelatura en todo el mundo. «El objetivo es ayudar a todos a descubrir la santidad en la vida ordinaria», afirmó, y añadió que las personas, «con sus virtudes y defectos, pueden convertirse en la mano extendida de Dios hacia muchos otros, incluso aquellos que tal vez nunca entrarían en una iglesia».

Parte de los desafíos que enfrenta la Obra incluye gestionar la crisis ocasionada por las denuncias de las 43 ex asistentes numerarias en 2021, quienes señalaron malas condiciones laborales y falta de pago de salarios en centros de la Obra. Ocáriz informó que el Opus Dei ha implementado una comisión de escucha destinada a «resolver cada conflicto individual» y proporcionar un espacio donde cada persona se sienta «escuchada y acompañada». Además, subrayó que este proceso ha permitido «ofrecer una petición personal y concreta de perdón» a quienes han expresado su dolor y malestar.

Según el prelado, este cambio no es solo en respuesta a circunstancias específicas, sino que forma parte de un esfuerzo por alinear la Obra con el mensaje de la Iglesia. «Queremos vivir el Evangelio con un espíritu de servicio y apertura», afirmó, explicando que la misión del Opus Dei es seguir el mandato de Cristo de acompañar a los fieles en la vida cotidiana y dar testimonio en sus entornos, un mandato que considera «más relevante que nunca en tiempos de incertidumbre».

No solo cambiar, sino responder «con autenticidad»

«La escucha amplia ayudó a aliviar el dolor de quienes pertenecieron a la institución por un tiempo, o buscaron en ella ayuda y acompañamiento y no lo encontraron», afirmó el prelado del Opus Dei. Sus comentarios se producen en un contexto de reforma canónica bajo la dirección del Papa Francisco, un proceso que busca revitalizar la misión y la estructura de la organización.

Ocáriz también subrayó que esta renovación interna del Opus Dei tiene un enfoque universal: «No se trata solo de cumplir con cambios administrativos, sino de responder con autenticidad al llamado de santidad». La prelatura, en este proceso, fomenta una cultura de apoyo mutuo y responsabilidad, invitando a todos los miembros a «buscar la santidad en el trabajo y en la vida diaria» y a ser «testigos de Cristo en el mundo».

«Este es un momento para redescubrir nuestro compromiso con la fe y con la Iglesia», dijo Ocáriz, y enfatizó que la misión del Opus Dei sigue siendo la misma: «Santificar el mundo a través de la vida cotidiana y el trabajo bien hecho».

Las críticas como oportunidad de examen

Además de la denuncia presentada por los 43 exmiembros en Argentina, el Opus Dei ha enfrentado varios desafíos en los últimos años. Entre ellos se incluye una disputa con el obispado de Barbastro sobre la gestión del santuario en el Pirineo aragonés, Torreciudad, así como acusaciones de que la Obra intentar influir de manera sistemática en la política del Gobierno estadounidense. Fernando Ocáriz subrayó que tales afirmaciones son «hipótesis y teorías conspirativas». Además, aclaró que la organización no emite consejos políticos, enfatizando que «si alguien lo hiciera, los demás nos rebelaríamos. Es contrario a nuestro espíritu».

El prelado también reflexionó sobre la importancia de respetar la autonomía de los laicos en política. «En los asuntos públicos, todo cristiano tiene la responsabilidad de formar su conciencia según la doctrina social de la Iglesia», afirmó, añadiendo que el Opus Dei se dedica a acompañar espiritualmente a los laicos, sin interferir en sus decisiones políticas.

A medida que crecen las críticas hacia la Obra, Ocáriz considera que estas situaciones pueden servir como un catalizador para un autoexamen interno. «Cada libro, artículo o documental que se publica nos pesa porque expresa el dolor o la frustración de alguien», reconoció. Sin embargo, se mostró receptivo a las críticas, incluso de aquellos que han dejado la Obra: «Las críticas –aun cuando no se correspondan con la realidad– pueden ser una ayuda para descubrir aspectos en los que podemos mejorar».

Ocáriz expresó su deseo de sanar las heridas de quienes han abandonado la Obra, destacando que «en numerosas ocasiones he tenido la oportunidad de pedir perdón a quienes todavía llevan una herida por falta de caridad». A pesar de las dificultades, señaló que muchos exmiembros continúan agradecidos por su experiencia en el Opus Dei, recordando que «en el último año, hemos recibido casi a diario una solicitud de admisión de personas que anteriormente han pertenecido a la Obra».

Laicos «que llevan a Jesucristo en su corazón»

A pesar de los desafíos, Ocáriz reafirmó que el mensaje central del Opus Dei —la santidad en la vida ordinaria— sigue siendo relevante. Recordó una petición del Santo Padre para que los miembros de la prelatura prioricen «una periferia: las clases medias y el mundo profesional, que están tan lejos de Dios». «Un laico que lleva a Jesucristo en su corazón y en su estilo de vida será una presencia vibrante y abierta de la Iglesia en sus barrios y comunidades», enfatizó.

El prelado concluyó reafirmando que el Opus Dei busca seguir el espíritu evangélico de los primeros cristianos, donde la misión se centra en la amistad y la confianza. «Colaborar con la gracia de Dios para que los pueblos y las naciones puedan encontrar a Cristo, persona a persona, de tú a tú», resumió su visión para el futuro de la Obra.

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