¿Cómo será la relación de Trump con la Santa Sede?

Washington amanece este lunes con un evento que marcará un giro de veleta en la política estadounidense. El magnate neoyorkino y presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, volverá a tomar posesión del cargo como presidente del país, en una ceremonia que iniciará con un tradicional y breve servicio de oración en la iglesia de San Juan, conocida como la 'iglesia de los presidentes'. Este acto simbólico de unidad y fe se presenta como un preludio de lo que podría ser una nueva etapa en la política interna y externa de Estados Unidos.

En este contexto, ¿cómo será la relación entre el Estado del Vaticano y Estados Unidos? El Papa Francisco ha resaltado en varias ocasiones que la «neutralidad» de la Santa Sede le permite desempeñar un papel único en la resolución de conflictos internacionales, basándose en principios como la dignidad humana, el bien común y la fraternidad entre los pueblos. Esta postura le permite a la Santa Sede actuar como mediadora en disputas, sin alinearse con intereses políticos o nacionales específicos.

La Santa Sede, que representa al Vaticano en el ámbito internacional, mantiene un estatus especial en la ONU desde 1964, lo que le facilita relaciones diplomáticas con numerosos países. A pesar de esta neutralidad, el reciente nombramiento de Brian Burch, líder del influyente grupo de defensa política CatholicVote, como embajador de Estados Unidos ante la Santa Sede, podría marcar un cambio significativo en la relación entre Washington y el Vaticano.

El «liderazgo excepcional» de Burch

«Brian es un católico devoto, padre de nueve hijos y presidente de CatholicVote», expresó Trump al hacer pública la designación. Destacó, además, que Burch ha demostrado un «liderazgo excepcional» al frente de uno de los grupos de defensa católica más grandes del país y subrayó su rol en las últimas elecciones, donde, según Trump, contribuyó a captar el voto católico como nunca antes en la historia electoral estadounidense.

El nombramiento se produjo en un contexto diplomático importante. La Santa Sede y Estados Unidos celebraron recientemente los 40 años de relaciones diplomáticas formales, establecidas en 1984 bajo la presidencia de Ronald Reagan y el pontificado de Juan Pablo II. Desde entonces, ambos Estados han colaborado en temas globales como la protección de migrantes y refugiados, el diálogo interreligioso y la resolución de conflictos.

¿Cuál es la opinión de Francisco respecto a Trump?

El Santo Padre se pronunció durante su vuelo de regreso de Singapur el pasado septiembre sobre las políticas de los candidatos a la presidencia de Estados Unidos, Kamala Harris y Donald Trump, destacando que ambas opciones están «en contra de la vida»: «tanto el que echa a los emigrantes como el que mata a los niños».

Afirmó que no corresponde a su rol elegir entre ellos, pero subrayó la gravedad de ambos programas, instando a los votantes a reflexionar sobre «el mal menor». Este no es el primer pronunciamiento del Papa sobre la política de Estados Unidos. Ya en 2016, durante las elecciones presidenciales, criticó el proyecto de Trump de construir un muro en la frontera con México, señalando que «quien construye muros para mantener alejados a los inmigrantes no es cristiano».

El cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano y figura clave en la diplomacia papal, expresó recientemente su esperanza de que Trump pueda desempeñar un papel positivo en la resolución de conflictos globales. «Ha dicho que pondrá fin a las guerras. Esperemos, esperemos. Por supuesto, ni siquiera él tiene una varita mágica», comentó Parolin en un evento en la Universidad Gregoriana en Roma. Subrayó que para alcanzar la paz es necesario un enfoque basado en la humildad y la búsqueda del bien común por encima de los intereses particulares.

El propio Parolin también abordó las expectativas en torno a la política exterior de Trump, especialmente en relación con Ucrania y Palestina, dos focos de tensión global. Sin emitir juicios concluyentes, señaló la importancia de observar cuáles serán las propuestas concretas del presidente electo tras asumir el cargo.

Mantener un diálogo cercano con la Iglesia

El nombramiento de Brian Burch como embajador de Estados Unidos ante la Santa Sede marca un nuevo capítulo en la relación entre Washington y el Vaticano. Su trayectoria al frente de CatholicVote, una organización destacada en la defensa de principios sociales y la identidad católica en la vida pública, refuerza la intención de la administración Trump de mantener un diálogo cercano con la Iglesia.

Burch, conocido por su compromiso con temas fundamentales de la doctrina católica, ha expresado en el pasado diferencias con algunas decisiones del Papa Francisco, pero su designación podría abrir una vía de entendimiento basada en puntos comunes como la defensa de la vida y la libertad religiosa.

El tiempo dirá si la relación entre Trump y la Santa Sede se definirá por la colaboración o por matices distintos en temas sociales. De momento, el nombramiento de Burch parece enviar un mensaje claro: Trump busca fortalecer los lazos con la Iglesia y promover un diálogo sólido en torno a principios compartidos.