El Papa llega al encuentro en el Estadio Nacional de Riffa, cerca de la capital Manama
Viaje Apostólico
¿Qué ha conseguido el Papa Francisco con su viaje a Baréin?
«Dios no creó al hombre y luego le dio un perrito para divertirse», dice en referencia al papel de la mujer
Los dos últimos viajes del Papa Francisco han sido a países de mayoría islámica, Kazajstán y Baréin. Hay quienes no entienden el alcance de estos encuentros, en sociedades donde hace veinte o treinta años parecía impensable recibir un líder católico. Más allá de este hecho, el obispo de Roma ha logrado otros objetivos de más largo alcance y que tienen que ver con las minorías cristianas en el Golfo Pérsico, el rechazo a la guerra y la dignidad de la mujer.
Fraternidad humana
La firma del documento sobre la Fraternidad Humana en 2019 constituyó un hito en las relaciones entre cristianos y musulmanes, sobre todo porque reforzó la alianza de las principales religiones en la construcción de la paz. En este viaje a Baréin, el Papa se ha encontrado de forma privada con quien firmó ese documento en Abu Dabi, el imán de Al-Azhar, Muhammad Al-Tayyeb. Se trata de un referente clave en la corriente sunita del Islam, reconocido en todo el mundo y su relación de amistad con el Pontífice ha eliminado muchos malentendidos entre cristianos y musulmanes.
El hecho de que las religiones son la solución a los conflictos y no fuente de problemas no es evidente. La realidad es que la religión ha sido instrumentalizada por fines políticos en muchas ocasiones, lo que ha construido un relato que los pontífices llevan décadas tratando de desmontar. No hay que olvidar que fue Juan Pablo II el primero que promovió los encuentros de oración por la paz en Asís, con representantes de las principales religiones del mundo.
Aislar a Kirill
Durante estos días no solo han sido importantes los encuentros con el Islam, sino también con las principales denominaciones cristianas. Hay que recordar que en los países del Golfo Pérsico se dan cita trabajadores de todo el mundo, que pertenecen a distintas tradiciones cristianas. En ese entorno, con ortodoxos, anglicanos y luteranos, era importante lanzar el mensaje de unidad frente a la guerra.
El Papa ha recordado que las personas religiosas rechazan la violencia y el odio, así como «la blasfemia de la guerra». A su juicio, no basta con realizar declaraciones, sino que es preciso «condenar y aislar a los violentos que abusan del nombre de Dios». Un mensaje claro a Kirill, el patriarca ortodoxo de Moscú, quien ha mantenido un apoyo incondicional a las acciones militares de Vladimir Putin.
Apoyo a la minoría cristiana
En muchos países del Golfo, los no musulmanes son tratados como ciudadanos de segunda clase. Si a eso se añade el hecho de que son extranjeros, con condiciones de trabajo que no se aceptarían en Europa, se aprecia la dificultad de vivir en un país así.
El hecho de que el Pontífice estuviera con ellos, que celebrase una Misa en el Estadio Nacional de Riffa, con unos 30.000 asistentes, supone un gesto importantísimo para toda la comunidad católica. El respeto a su dignidad y a su identidad se refuerzan con un líder como el Papa Francisco. Además, estos días, el obispo de Roma ha advertido a las autoridades del país sobre la necesidad de cuidar a los trabajadores que vienen de fuera.
Una sociedad que cancela a las mujeres de la vida pública es una sociedad que las empobrece
Respeto a las mujeres
A raíz de una pregunta en el avión de regreso de Baréin sobre la revuelta de las mujeres en Irán, el Papa aprovechó para reiterar su convencimiento sobre la necesidad de contar con el talento femenino. En ese contexto se inserta ese comentario de que «Dios no creó al hombre y luego le dio un perrito para divertirse. No. Los creó a los dos iguales, hombre y mujer».
A su juicio, las mujeres tienen un don diferente al de los hombres y saben gestionar mejor determinados asuntos complejos. Partiendo de su experiencia personal en Roma, asegura que en el Vaticano «cada vez que entra una mujer a hacer un trabajo, las cosas mejoran». Por ello, considera que «una sociedad que cancela a las mujeres de la vida pública es una sociedad que las empobrece». Un mensaje para Irán y para todos aquellos países donde no se respeta la dignidad y la capacidad de las mujeres.
