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El cardenal Matteo Zuppi es el enviado de paz del Papa Francisco para mediar en la guerra de Ucrania

El cardenal Matteo Zuppi es el enviado de paz del Papa Francisco para mediar en la guerra de UcraniaAFP

El plan del Vaticano para paliar la crisis migratoria: unión de la Iglesia europea y cooperación internacional

El enviado de paz del Papa, Matteo Zuppi, lleva un tiempo trabajando en un paquete de sugerencias para gestionar mejor a los inmigrantes. Propuestas que ya ha esbozado al Papa, y su creciente autoridad ante el Pontífice puede convertirlas cada vez más en la «voz oficial» del Vaticano

La Iglesia sube el tono en la gestión de la emergencia migratoria. El cardenal Matteo Zuppi, antiguo enviado del Papa para la paz en Ucrania, pide a Europa que no convierta la solución de la emergencia en un enfrentamiento político; relanza la entrada legal dividida entre los Estados de la UE y una propuesta para que la acogida de los migrantes menores se comparta con toda la UE.

En la apertura de la sesión de otoño del Consejo Episcopal de los obispos italianos, del que es presidente, Zuppi lanzó dardos contra las instituciones europeas, reiterando la advertencia del Papa en el vuelo de regreso del viaje apostólico a Marsella. «No podemos devolverlos. Lo repito, hay que acoger a los emigrantes, acompañarlos, promoverlos, integrarlos. Si no puedes integrarlo, ve y hazlo en su país, pero no lo dejes en manos de estos crueles traficantes de personas», dijo el Papa Francisco.

Y el cardenal, siempre con su estilo comunicativo cordial pero incisivo, explicó que «las guerras, la degradación ambiental, la inseguridad, la miseria, el fracaso de no pocos Estados están en el origen de los flujos de refugiados y migrantes. Se trata de gestionar con humanidad e inteligencia un vasto fenómeno de época», señaló Zuppi, «el error, no de ahora, ha sido politizar el fenómeno migratorio, condicionado también por consensos y temores. Se trata ante todo de seres humanos».

Una visión común del continente

Citó el caso de la guerra en Ucrania, que conoce bien, y el drama que vive Sudán del Sur, para lanzar un mensaje claro a Europa: «O elegimos la cultura de la fraternidad o la cultura de la indiferencia». Para ello, «es realmente necesaria la concentración entre las fuerzas políticas y sociales para crear un sistema de acogida que sea tal, no oportunista».

El cardenal también se mostró crítico con las posiciones de cada una de las Iglesias de Europa. No existe una visión única entre las conferencias episcopales y esto penaliza la voz de la Iglesia continental sobre la cuestión de los migrantes. «No olvidemos la necesidad también de una visión común europea -dijo Zuppi- para lo que quizá sea necesario un mayor esfuerzo por nuestra parte y por parte de las Iglesias europeas».

De ahí que formule una propuesta que está funcionando en Italia y que podría ampliarse. «Sólo la legalidad contrarresta la ilegalidad y puede permitir una inclusión seria e indispensable», dijo el cardenal. «En este contexto, fue posible abrir el primer canal legal de entrada de menores extranjeros no acompañados a través de un permiso de estudios de Níger a Italia».

Acogida e integración

Ha sido un camino «muy difícil y lento», pero los resultados obtenidos «para los pocos menores que han conseguido llegar, unos diez en unos dos años, son extremadamente alentadores. Todos entraron con un permiso de estudios y fueron colocados en familias de acogida». Quizá, es la conclusión de Zuppi, «valdría la pena aumentar este tipo de posibilidades».

El enviado del Vaticano a Ucrania lleva tiempo trabajando en un «paquete» de sugerencias para gestionar mejor a los inmigrantes. Propuestas que ya ha esbozado al Papa, y su creciente autoridad ante el Pontífice puede convertirlas cada vez más en la voz del Vaticano sobre esta cuestión. Básicamente, pide que los inmigrantes se sientan «como en casa» en el país de acogida.

Por ello, Zuppi predica una política de acogida e integración justa y sostenible con la creación de un sistema europeo de acogida e integración que sea igual para todos los inmigrantes, independientemente de su situación legal. Este sistema debe garantizar derechos fundamentales a todos los inmigrantes, como el acceso al trabajo, la vivienda y la educación.

Sentirse en casa

El segundo aspecto del pensamiento del influyente cardenal es el compromiso con la cooperación internacional para abordar las causas profundas de la migración. Este compromiso debería tener como objetivo promover la paz, el desarrollo y la justicia en los países de origen de los migrantes.

Por último, el tercer pilar para el cardenal Zuppi es una Europa «solidaria y acogedora». Por tanto, Europa «debe ser un lugar en el que todos se sientan en casa», concluye el cardenal, «independientemente de su origen».

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