El Papa con el presidente de Singapur, Tharman Shanmugaratnam, mientras la orquídea que lleva su nombre se exhibe entre ambos
Singapur regala al Papa una orquídea que lleva su nombre
Francisco elogió los esfuerzos de la ciudad-Estado por «mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos» a través de políticas centradas en la vivienda pública
El Papa Francisco ha sido homenajeado durante su visita a Singapur con una orquídea especialmente cultivada en su honor, que lleva el nombre de «Dendrobium Su Santidad el Papa Francisco». Esta especie, emblema nacional del país, ha sido presentada al Pontífice durante la ceremonia de bienvenida de este jueves, 12 de septiembre, según lo informó el Ministerio de Asuntos Exteriores de Singapur. La orquídea, de tonos marfil y rosa claro, forma parte de una tradición en la que más de 100 líderes mundiales han recibido estas flores que llevan sus nombres, como Nelson Mandela o la princesa Diana.
El Santo Padre elogió los esfuerzos de Singapur por «mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos» a través de políticas centradas en la vivienda pública, una educación de «alta calidad» y un sistema de salud «eficiente». Estas declaraciones las realizó durante su discurso ante autoridades, representantes de la sociedad civil y diplomáticos en el Teatro del Centro Cultural de la Universidad Nacional de Singapur.
En su intervención, el Papa destacó la «historia de crecimiento y resiliencia» de Singapur y expresó su deseo de que el país continúe avanzando en estas políticas para «lograr que todos los habitantes se beneficien de ello». El Pontífice subrayó la importancia de seguir construyendo una sociedad que valore «la justicia social y el bien común», y reconoció el desarrollo económico y tecnológico del país, mencionando los «modernísimos rascacielos que parecen alzarse del mar», como un testimonio del «ingenio humano» y el «dinamismo de la sociedad» de Singapur.
Sin embargo, el Papa también lanzó una advertencia sobre los peligros del pragmatismo y la «exaltación del mérito», señalando que estos pueden llevar a «legitimar la exclusión de aquellos que se encuentran al margen de los beneficios del progreso». En este sentido, hizo un llamado a prestar «una particular atención a los pobres y a los ancianos», quienes, según él, «tanto contribuyen a la construcción de la sociedad» y a quienes se les debe garantizar «un salario justo».
El Papa Francisco también aprovechó la ocasión para reconocer el papel de la comunidad católica en Singapur, que, «siempre animada por el Evangelio de Jesucristo», está a la «vanguardia en las obras de caridad», gestionando instituciones sanitarias y organizaciones humanitarias, entre ellas Cáritas, una de las más conocidas.
El uso de las nuevas tecnologías fue otro tema destacado en su discurso. El Pontífice insistió en que deben ser utilizadas para «acercarnos unos a otros» en lugar de «aislarnos de manera peligrosa en una realidad ficticia e intangible». Subrayó la importancia de «cultivar relaciones humanas reales y concretas» como base para el desarrollo de la sociedad.
Finalmente, el Santo Padre expresó su satisfacción por la integración entre las diversas etnias, culturas y religiones en Singapur, donde conviven en un ambiente de «respeto recíproco, colaboración, diálogo y libertad de profesar las propias creencias». Consideró este modelo como esencial para el desarrollo sostenible del país, y agradeció a las autoridades su compromiso con la sostenibilidad medioambiental, instándoles a continuar buscando «soluciones innovadoras para hacer frente a los desafíos ambientales».
