¿Cuánto debe durar la siesta para que sea buena para la salud?
Dormir más de la cuenta está asociado con un mayor riesgo de obesidad, síndrome metabólico y tensión arterial alta
Dormir la siesta en un privilegio que suele reservarse para los fin de semana. A lo largo de las últimas décadas, diferentes investigaciones han demostrado que dormir la siesta puede favorecer la calidad del sueño nocturno, mejorar las funciones cognitivas del individuo y mejorar los procesos metabólicos. Sin embargo, todavía hay muchos aspectos desconocidos en la relación entre la siesta y la salud metabólica.
Una nueva una investigación de la catedrática de la UMU Marta Garaulet, en colaboración con el hospital Brigham and Women's Hospital, ha concluido que las personas que duermen siestas de 30 minutos o más tienen índices de masa corporal más altos y son más propensos a tener síndrome metabólico, es decir, a desarrollar problemas cardiovasculares y diabetes, que aquellas personas que no hacen este descanso a mitad del día.
La investigación, desarrollada por la Universidad de Murcia a través del equipo de la investigadora Marta Garaulet; y científicos del hospital Brigham and Women's Hospital, vinculado a la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, ha supuesto el análisis de los datos de salud de más de 3.000 adultos de regiones mediterráneas para examinar la relación entre la siesta, su duración, el grado de obesidad y el síndrome metabólico, informa Ep.
Qué es una siesta corta
El resultado de este análisis de 'big-data' deja clara una relación directa entre las siestas largas y el riesgo a la obesidad, la tensión arterial alta y el síndrome metabólico.
Sin embargo, el análisis de datos también concluye que en quienes duermen siestas cortas consideradas aquellas de menos de treinta minutos este riesgo de obesidad y de alteraciones metabólicas no está presente. De hecho, quienes duermen siestas cortas parecen tener beneficios sobre su salud, ya que tienen menos predisposición a presentar tensión arterial elevada que aquellos que no duermen siesta. Los resultados de esta publicación acaban de ser publicados en la revista Obesity.
Riesgo de obesidad
«No todas las siestas son iguales. La duración, dormir la siesta en el sillón o en la cama y otros factores de estilo de vida asociados con la siesta pueden afectar al efecto negativo que tiene la siesta sobre nuestra salud», afirma la investigadora de la UMU Marta Garaulet.
En este sentido, ha añadido que ya «un estudio previo que se llevó a cabo analizando datos de una gran población del Reino Unido encontró evidencias de que la siesta está asociada con un incremento del riesgo de obesidad».
«En este caso nosotros queríamos determinar si esta conclusión también podía ser aplicable en un país como España, en el que las siestas están más asentadas culturalmente; así como conocer si la duración de este descanso está relacionado con la salud metabólica», ha precisado.
La obesidad es un problema de salud en aumento, que afecta a más de un billón de personas en todo el mundo. Nuestras decisiones en el estilo de vida, como es el hecho de dormir o no la siesta, afectan a los mecanismos metabólicos asociados con obesidad. En esta investigación se han examinado datos de 3.275 personas adultas de zonas mediterráneas, especialmente de la Región de Murcia.
Dormir o no dormir la siesta
El equipo de investigación encontró una relación directa entre las siestas largas y un mayor índice de masa corporal y la propensión al síndrome metabólico que quienes no duermen siestas. Además, comparados con quienes no duermen la siesta, presentan una mayor cintura, y valores de glucosa, presión arterial sistólica y presión arterial diastólica más altos.
También se han encontrado que entre los factores que influyen en que la siesta larga engorde, está acostarse tarde por la noche, comer tarde, comer mucho al mediodía o fumar. Las encuestas realizadas también apuntan a que una explicación para que la siesta larga se asocie con un aumento de la tensión arterial es hacer la siesta en la cama en lugar de en el sofá.
Aunque este es un estudio de los denominados observacionales y no puede demostrar que la siesta sea la causa directa de la obesidad; otro estudio previo de Marta Garaulet y colaboradores con datos recogidos en el Biobank de Reino Unido apuntó a que la siesta era causa de obesidad y no viceversa, particularmente para la obesidad abdominal; que es la más perjudicial para la salud. La relevancia de este estudio de la profesora Garaulet y el resto del equipo de investigadores es que han demostrado que hay una variedad de factores de vida que influyen en que la siesta engorde o que aumente el riesgo metabólico.